Tras el triunfo electoral del Partido Revolucionario Moderno (PRM), se echó a andar un tren que no parará en muchos días, meses quizás: El tren de la transición y la maquinaria de las designaciones. Y es lógico que el Presidente Electo Luis Abinader, gobierne con sus mejores hombres y mujeres, pero tal como dijera Ramón Alburquerque, prominente dirigente de esa organización política, no se puede prescindir de todos los empleados públicos, y agregamos: sobre todo aquellos casos en que los mismos son parte de una carrera organizada en base a la ley.
En los últimos días, las diferentes comisiones de transición a nivel municipal han distribuido una carta que solicita a los Fiscales Titulares y Procuradores de Corte agendar día y hora para “…levantar con vuestra cooperación, las informaciones que permitan una transición nacional, con los rigores y fluidez que demanda nuestra institucionalidad democrática”. La carta ha despertado fundados temores en que el PRM gobierno no respetará la implementación y puesta en práctica de la carrera del Ministerio Público.
Algunas voces se han alzado a favor de un cambio en la institución, otras más sensatas han llamado a respetar los esfuerzos que se han hecho para echar las bases de una carrera profesional y alejada de la política partidaria, como la que ha desarrollado con luces y algunas sombras, la PGR y la Escuela del Ministerio Público. Se ha planteado que aquellos que fueron designados por Decreto del Ejecutivo en el 2004, sean sustituidos y solo respetar los que fueron escogido en concurso por oposición.
La ley 78-03 Estatuto del Ministerio Público, trajo consigo una disposición transitoria en el Artículo 117 “Los miembros del ministerio público que se encuentren en funciones a la entrada en vigencia del presente estatuto, permanecerán en sus cargos hasta el término del presente periodo constitucional…” , es decir, hasta el 16 de Agosto del 2004 lo que obligó al Presidente Leonel Fernández, a designar por Decreto a todo el Ministerio Público del país. Posteriormente se puso en funcionamiento la Escuela Nacional del Ministerio Público y se desarrollaron tres programas académicos básicos: Programa de Perfeccionamiento, Programa Extraordinario de Formación (PEF) y Programa Inicial de Formación (PIF).
El primer programa tenía por finalidad la actualización de todo el MP del país a través de cursos especializados, talleres, conferencias, cursos semanales de formación en área sensibles del conocimiento para fiscales y procuradores ya en ejercicio; el segundo tenía por objeto nivelar a los fiscales designados por decreto para ingresar a la carrera, lo que incluyó una prueba de conocimiento, un examen psicométrico y un entrenamiento contínuo por 90 días de Lunes a Viernes y, el tercero preparado para aquellos abogados/as que aspiraban a ingresar a la institución, debían someterse aun psicométrico, a una evaluación de conocimiento jurídico y un programa similar al anterior durante 9 meses.
Este proyecto, desarrollado rigurosamente por una de las mujeres más pulcra, honesta y concienzuda que tiene este país, mi compueblana Aura Celeste Fernández, garantizaba la creación de un Ministerio Público profesional, apartidista y académicamente acabado. Los Procuradores Generales que tuvimos se cuidaron de mantener el nivel de la calidad de estos programas y de las tareas que venía desarrollando y sus subsiguientes directores, procuraron que la Escuela Nacional del Ministerio Público (ENMP) mantuviera la pulcritud y los niveles de profesionalidad. Muchos Ministerios Público que habían sido designados mediante Decreto del ejecutivo en el 2004, tuvieron que salir porque no dieron el perfil o no superaron las pruebas de conocimiento, de ello hay ejemplos locales.
Los siguientes concursos que se realizaron fueron hechos bajo estricta vigilancia para mantenerlos libre de contagio político y que se realizarán en un ambiente de respeto e igualdad para todos los participantes, a nadie se le preguntó nunca si simpatizaba o no por una parcela política y cuando en el expediente de un participante llegaba una carta del PLD, le era devuelta amablemente indicándole que eso no era necesario para participar—se molestaban muchos dirigentes del partido de gobierno por esa actitud, pero eso acreditaba la imparcialidad del concurso.
El concurso está compuesto de tres fases básicas: una prueba de contenido que realiza mediante un sistema automatizado el cual previamente está alimentado por cinco base de datos con más de quinientas preguntas cada una en el área de Derecho Constitucional y Procesal Constitucional, preparada por Eduardo Jorge Prats, Derecho Penal y Procesal Penal, preparado por un equipo compuesto por Ricardo Nieves, Wilson Camacho y el suscrito, Teoría General de Derecho, confiada al Dr. Ricardo Mendaña Consultor Argentino y el Módulo de Inducción a la Institución y Ética del Ejercicio del MP, que lo armó Juan Cedano Santana; una prueba psicométrica y una fase de entrevista presencial con preguntas dirigidas a objetivos específicos completaba el ciclo.
Es cierto que el Artículos 3 del Estatuto ya citado, disponía en su parte infine que los ministerios públicos que desempeñaban funciones en ese momento (2003), pasarían automáticamente a la carrera, pero la inactividad de la Escuela no permitió que se cumpliera con el requisito que el mismo artículo ponía. El primer director fue Don Juan Manuel Pellerano Gómez, casi en retiro del derecho y la responsabilidad recayó en su subdirectora Amarilis Cruz (EPD), la ENMP no arranco, es decir no se cumplió con el voto de la ley y esos fiscales no pudieron mantener sus posiciones, amén de que el tiempo no le alcanzó para montar lo que pretendió el Estatuto del MP.
La llegada a la Procuraduría del equipo dirigido por el Licenciado Jean Alain Rodríguez, distendió los niveles de seguridad y pulcritud con que se habían realizado los anteriores concursos, puesto que se pretendía que muchos abogados que laboran en las áreas administrativas, se quedarán como ministerio público, por ellos se produjo una reducción del mínimo para superar la prueba de conocimiento, de 70 se llevó a 55 puntos, hubo niveles de presión importantes en casos específicos, se llevó a efecto un concurso interno altamente cuestionado, que llevó a la titularidad a fiscales de poca experiencia, casi recién salidos de la Escuela, aunque con buenas intenciones en su ejercicio, pero se vislumbró un interés de manejar esas titularidades, la accesibilidad al Procurador se hizo casi nula, la institucionalización se olvidó pues la reglamentación de la institución no se produjo, apenas el reglamento de carrera, los beneficios se otorgan aquellos que son partes del olimpo, en fin, el MP retrocedió en estos cuatro años.
Hoy en el umbral de un cambio gubernamental mucha gente que apostó a la institución, que dedicó su esfuerzo, conocimiento y labor a dar de sí a una institución que ni siquiera remunera adecuadamente el esfuerzo, siente aprensión y miedo de salir de la peor manera, pero lo más doloroso, si eso pasara, es que en gran medida la semilla de esa cosecha la sembraron quienes la iniciaron, en un acto inenarrable de traición.