Señora Covid-19, como toda pandemia nunca viene sola, siempre viene acompañada con otro problema de salud, como es la locura, algunos le llaman problemas nerviosos, susto, cosas raras o una mierda en el cuerpo que no me deja dormir y sobretodo una fe en Dios que no era costumbre.
Señora Covid-19, cuando la pandemia de Moisés, un grupo de sus seguidores estaban tan locos que creyeron que el mar rojo se abría en dos, antes que Dios tomara la decisión de hacerlo y se ahogaron un grupo junto a sus caballos, los demás cuentan la historia, que luego pasaron cuando la marea bajó.
Señora Covid-19, una leyenda árabe confirma mi teoría de la pandemia y la locura: Dice que en la entrada de una pequeña ciudad estaba sentado un viejito sabio y protector del pequeño pueblo y cuando entró la pandemia de peste, el viejito le pidió a la desgraciada peste que, no matará más de 20 personas y ella le respondió, “por su edad y la admiración que siente este pueblo por usted, le prometo que así será”. Pero al final de un tiempo que apareció el medicamento de esa enfermedad, la peste salió por la única puerta que había, allí estaba el viejito sabio y le reclamó: “me engañaste mataste muchos más de lo acordado”, y ella le dijo “yo maté los 20 acordados y los 200 mil muertos más, murieron del susto”.
Señora Covid-19, como toda pandemia usted ha creado tres fases tan peligrosas para el Ministerio de Salud de mayor duración que el mismo Covid-19.
- La primera fase: crear la locura colectiva, donde los individuos se matan con tanta facilidad que la vida no vale nada;
- Segunda fase: los militares no tenían experiencia en manejar un toque de queda con un pueblo que no conoce la disciplina a la dictadura de la ley, porque la democracia representativa no sirve para nada, solo es una escalera, para que los estúpidos, los intelectuales oportunistas y de la izquierda ineficiente, lleguen al poder los más vivos de ellos;
- Tercera fase: las redes sociales, WhatsApp, YouTube, Facebook, Twitter, Instagram, entre otras, su poder de comunicación supera los medios tradicionales, como son la radio, televisión, periódicos y sobretodo cualquier ciudadano común sustituye el papel tradicional de un periodista de mucha experiencia.
Además, el WhatsApp es mucho menos aburrido que un periódico de larga duración de existencia, hasta poniendo en peligro la propia existencia del medio porque el WhatsApp, al mismo tiempo puede dar una noticia seria que lo ponga a llorar, como una pornografía que lo exite, o una carcajada que se te puede salir los miao de la risa.
Señora Covid-19 para tí hay vacunas para que podamos hacer, pero no podemos hacer nada por las tres fases producidas por tí; luchar contra ellas o quedarnos locos para siempre.
Atentamente,
Manolo Bonilla