La necesidad de asesoría en temas específicos, utilizar expertos para avanzar en determinados ámbitos de un negocio es una práctica común y aconsejada, pero… y como dice un amigo, el pero le quita la gracia, hay que saber quiénes son los considerados expertos a que se acude.
Hay asesores que se especializan en complacer a su cliente, y eso no seria malo si entendemos complacer como la acción de cumplir con la misión encargada y no el complacer entendido como lisonjear sin motivos las acciones del cliente, sobre todo aquellos interesados en asesoría que solo buscan validar sus creencias y ante la menor discrepancia se distancia del consejero y termina cancelando sus servicios.
Tampoco es bueno buscar quedarse con una opinión parcializada o unilateral, es bíblica la sentencia: “…más en la multitud de consejeros hay salvación”, o sea los consejos, las asesorías son normas ancestrales aceptadas para todo tipo de negocio, empresa o tarea y mientras más compleja más necesidad de asesoría y esta debe ser multilateral y multifuncional.
Las fábulas cuentan también de la utilidad de asesores y es divertido ver como lo reflejan, en este caso la fábula de Tomás de Iriarte en la que cuenta de un “Oso bailarín” (recreada en versión libre) Un oso se ganaba la vida tratando de bailar en dos patas imitando a los hombres, un día bailó frente a un búho, experto en el tema, y le preguntó ¿Qué tal bailo? _ ¡Muy mal!, le contestó aquel, a lo que el oso le responde _ ¡Creo que no eres justo conmigo!, y continúo bailando, un cerdo que estaba viendo la escena aplaude y grita ¡Bravo, nunca había visto a nadie bailar tan bien!, el oso de manera automática y tajante se detiene y deja de bailar a la vez que expresa, ¡Si el sabio no aprueba, es malo! ¡Pero si el necio aplaude es peor!
Hay que identificar entre los consejeros a los búhos y los cerdos, que de hecho abundan más los cerdos que los búhos, y lamentablemente pocos “aconsejados” que reaccionan como el oso de marras, porque se contentan con “la opinión de la mayoría” o la opinión “más amable”, porque la crítica severa, abierta y sincera no es del agrado de muchos, es la causa de que numerosas personas de talento sean relegadas al olvido, porque no encajan, porque cual cerdo cualquiera no aplaude al mal bailador.
Otros son los casos cuando “el oso sigue bailando” sin reparar en consejos ni consecuencias y meses o años después reclaman al búho porque este no le siguió insistiendo para que él dejara de bailar, cuando las consecuencias se van más allá de lo humanamente posible de reparar o encausar para llegar a buen puerto.
No solo se necesita inteligencia y formación para actuar, también es importante conocer las limitaciones propias, esa es una cualidad que hace grandes a líderes y empresarios, saber hasta donde se puede llegar solo o acompañado, pero conocer los límites propios y ajenos es la clave.
Comente esta publicación