El 26 de julio de 1899, se produce en Moca el ajusticiamiento del dictador Lilís, para aquellos días en el Cibao se gestaba un complot que procuraba la eliminación física del presidente de la República Ulises Heureaux (Lilis). Ramón Cáceres, Horacio Vásquez, Jacobo de Lara (hijo), José Brache, Domingo Pichardo, Pablo Arnaud, Vicente de la Maza y Blas de La Maza, fueron los principales hombres que en Moca tuvieron que ver con la ejecución del dictador, quien llegó a esa común para tratar de calmar a los hombres de negocios que en el Cibao estaban muy descontentos con el gobierno por la emisión de papel moneda sin respaldo, que afectó la economía de los productores del Cibao. El 26 de julio de 1899 en la casa del comerciante Jacobo de Lara se le realizó un agasajo al presidente, lugar que aprovecharon los complotados para ejecutarlo.
Desde el mismo instante que se conoció la noticia de la muerte del dictador, el gobernador de Santiago, general Pedro Pepín, inició una violenta persecución en contra de los que formaron parte del magnicidio; por lo que Horacio Vásquez, Ramón Cáceres y los demás se vieron obligados a ocultarse mientras sus propiedades eran arrasadas y pilladas por las tropas del gobierno. En la acción, muchos de sus peones fueron asesinados por los soldados al mando del gobernador de Santiago.
Según Ramón Marrero Aristy en su obra La República Dominicana: Origen y destino del pueblo cristiano más antiguo de América, los magnicidas lograron ocultarse en el Pozo de Génimo en San Francisco de Macorís, en donde lograron organizar una revuelta, favorecidos por una grave situación creada al gobierno por la revolución de la línea noroeste, la cual había tomado fuerza y avanzaba hacia Santiago.
En San Francisco de Macorís estaba al frente de la gobernación de la entonces provincia Pacificador, el general Manuel María Castillo, reconocido militar de La Restauración. Según Luis F. Mejía en su obra De Lilís A Trujillo, durante su gestión al frente de la misma, esta ciudad se convirtió en un refugio de personas que no sentían garantías en otros pueblos por la acción desconsiderada de sus jefes. Esto explica el gran espíritu de tolerancia que caracterizaba al general Castillo.
¿Fue sólo esta característica del general Castillo que lo movió a no actuar en contra de los magnicidas en San Francisco de Macorís?
Lo cierto es que por aquellos días la juventud de la zona sentía un gran rechazo en contra del dictador que se manifestaba incluso dentro de la propia familia del general Castillo; es por ello que entre los principales dirigentes de la juventud francomacorisana de la época se encontraba Pelegrín Castillo, hijo del general, el cual estaba involucrado con el movimiento encabezado en esta ciudad por Samuel de Moya, quien era un adversario del régimen y lo había combatido hasta con las armas. Samuel de Moya, Pelegrín y José Francisco Guzmán se entrevistaron con Vásquez y con Cáceres quienes se alojaban en la hacienda del señor Tomás Ureña en el Pozo, poniéndolos en contacto con Manuel María Ventura, el hombre de más prestigio entre los campesinos del distrito, el cual se encargó de convencer al general Castillo de dar el paso para apoyar el movimiento. Días después, una comisión integrada por José Francisco Guzmán, Domingo Ferreras y Juan A. Martínez fue enviada a La Vega a convencer a la principal autoridad de la Vega Zoilo Guzmán la capitulación, pues el movimiento armado ya estaba en camino, días después, luego de un breve combate los lilisistas se rindieron en Santiago y Horacio Vásquez asumió la presidencia provisional de la República.
El autor tiene es licenciado en Educación Mención Ciencias Sociales y Master en Historia Dominicana, ha laborado como docente en varios centros de educación secundaria, en la actualidad, labora como técnico docente del área de Ciencias Sociales en la Dirección Distrital 07-06 de San Francisco de Macorís.