El 25 de enero en curso falleció cristianamente en Santiago a los 75 años de edad la conocida profesora del municipio de Castillo Carmen Paulina De León Hiciano (Doña Luz). Desde hacía unos años residía en esa ciudad.
Por más de 30 años desarrolló una intensa labor educativa desde que se inició en la escuela de El Rucio en 1963, luego en la comunidad de Juana Díaz, en la Olegario Tenares, y liceo Osvaldo García de la Concha.
Se caracterizó por ser una promotora de valores humanos y el desarrollo social y comunitarios llevado a cabo a través de las organizaciones e instituciones en las que militó tales como clubes culturales y deportivos, Comités de Desarrollo, Fiestas Patronales u el Grupo 59, Sindicato y Cooperativa de Maestros (ADP y COOPNAMA). Además fue regidora del ayuntamiento de Castillo en el periodo 1966-1970.
Doña Luz, como docente, superó el nivel de asimilación en la intelelectualidad llegando a escalar hasta la producción lo que le permitió publicar, en colaboración de su hermano Francisco Miguel De León (Vásquez De León), el primer libro sobre la Historia de Castillo, que la convierte en pionera del género en el municipio, ubicándose en un lugar de trascendencia intelectual.
Libro que ha tenido una amplia difusión en la comunidad castillense llegando a trascender las fronteras. También escribíó poesía de contenido social y temas folclóricos.
Por su gran labor desarrollada en la comunidad castillense fue reconocida por diferentes entidades tales como la Dirección Regional de Educación, Club Juventud en Acción y el Ayuntamiento Municipal.
El 2007 en el Centenario de Castillo fué escogida entre los diez castillenses más destacados en los 100 años de la municipalidad. Recientemente su nombre fue escogido para designar un Taller Literario.
Estuvo casada con el señor Miguel Terrero con quien procreó su única hija, Miguelina. Doña Luz era integrante de una familia honorable con nueve hermanos: María Josefa, Altagracia, Octavia, Mercedes, Cristina, Alicia, Leonides, Francisco y Manuel , quienes juntos a los comunitarios, se sienten apenados por la pérdida de su ser querido, pero satisfechos por esta haber sido una persona de bien para la colectividad.