Comenzar alguna actividad productiva o de negocio requiere de varios componentes, motivación, conocimiento, acción y … dinero, este ultimo no siempre es el que determina el éxito, pero muchas veces es el “cuco” de los que quieren emprender una actividad económica redituable, es el freno o el susto que paraliza la iniciativa, aunque si desmenuzamos por partes las actividades necesarias puede que resulte menos atemorizante.
Empecemos por definir qué es un emprendedor: Es quien identifica una oportunidad y está consciente de los riesgos que corre al organizar lo necesario para fundar u organizar una empresa o negocio, (colectiva o individualmente) con el fin de aprovechar esas condiciones para obtener ganancias.
Como se puede observar si analizamos la mayoría de las definiciones de emprendimiento se centran en el lanzamiento y puesta en funcionamiento de un negocio con atención a los altos riesgos que implica el lanzamiento de un startup. Una cantidad elevada de los negocios tiene que cerrar debido a la falta de financiamiento, malas decisiones de negocios, crisis económica, falta de mercado, o una combinación de todas estas circunstancias. Por otro lado, muchas veces se confunde al emprendedor con el aventurero que son dos figuras parecidas, pero con la diferencia que el aventurero no calcula los riesgos y se sorprende cuando las cosas le salen mal y es capaz de abandonar cualquier proyecto ante la primera dificultad, porque al desconocer las posibles dificultades a las que se va a enfrentar, simplemente descarta su intento porque desconoce que se le avecina. Pero cuando hay una visión clara y se conoce las posibles dificultades y soluciones es más fácil salir de ese valle de dificultades en que se cae en las primeras etapas de todo proyecto.
José Martí el apóstol de la independencia de Cuba en sus cuadernos de apuntes resume una pequeña historia: “…Un necio queriendo nadar, por poco fue ahogado. Juró, pues, no haber de tocar agua si no aprendía antes a nadar…”. Nunca he encontrado una manera más genial de describir a los que abandonan sus proyectos al primer fracaso, el fracaso es parte del juego, es importante equivocarse para encontrar el camino correcto, en el fracaso está la magia de la creatividad. Ahora bien, aventurarse en un proyecto porque a otros le ha dado resultado, o por imitar un negocio de moda, sin el conocimiento apropiado, sin conocer las acciones a tomar y/o sin las motivaciones necesarias, no hay que tener una bola de cristal para determinar que las cosas van a salir mal.
Por tanto, tengo una mala noticia, si esperaba aprender a nadar sin entrar al agua, como dice el titulo del artículo, entonces te digo que, sin experimentación, sin sacrificios, sin riesgos… no hay resultados, además la gran satisfacción del emprendedor esta en el proceso, en la mejora continua de este, en el disfrute de cada victoria de cada logro sin importar cuan pequeño o grande este sea.
Excelente hermano, me impacto el título, y el enfoque nos edifica, y la conclusión más que evidente!
Muy acertado