Está fijado para el lunes 19 de septiembre el inicio del año escolar 2022-2023.
Un período en el que comenzando por el gobierno y toda la sociedad tienen que comprometerse a hacer la mejor siembra para cosechar ciudadanos de calidad.
Es la educación que se transmite en las aulas, la acción colectiva llamada a impactar y a transformar la colectividad. Por tanto, es el quehacer educativo la tarea más trascendente para el desarrollo integral del conglomerado.
El maestro Ángel Hernández, recién designado ministro de Educación, ha puesto énfasis en el aprendizaje de los estudiantes en las aulas y procurará que los directores regionales y de distritos cumplan el rol de supervisión activa para lograr mejores resultados respecto de la calidad de la educación.
Sin dudas que una supervisión más activa de esos funcionarios educativos se traducirá en una mayor cercanía con la escuela de los padres y tutores de los estudiantes.
La verdad es que los centros de enseñanza ya ofrecen beneficios como desayuno, almuerzo y merienda que facilitan que los estudiantes tengan mayor rendimiento académico.
Padres y tutores tienen que ejercer vigilancia sobre sus hijos para garantizar que aprovechen el tiempo fuera de las aulas.
Aprovechar el tiempo fuera de las aulas redunda a favor en su preparación y la necesaria disciplina para su perfil personal.
Si la autoridad escolar centra su atención en las aulas, las actividades que se desplegarán darán como resultado estudiantes con mejores perfiles.
Todo esfuerzo que se enfoque hacia las aulas beneficia a la comunidad porque es la que recibe el producto que sale de allí. Las universidades y los centros de trabajo son beneficiarios directos ya que el egresado se integra de la forma más normal, sin tropiezos.
Ya lo dijo William Allin, citado por Mu Kien Adriana Sang Ben “La Educación no es respuesta a la pregunta, la educación es el medio para encontrar la respuesta a todas las preguntas”.