La propuesta de la Superliga no deja de ser un intento -mejor o peor- de reformar la oferta del fútbol como producto de entretenimiento. Y en Reino Unido existe también un intenso debate sobre cuál debe ser el futuro de sus competiciones para continuar haciéndolas atractivas, captar a nuevas audiencias y, en definitiva, continuar facturando.
De hecho, A22 ha remitido una carta al resto de equipos de Europa en la que les avisa que la liga inglesa ya es de facto lo más parecido a una superpotencia con la que es imposible competir. Y los inversores americanos que han destinado más de 6.000 millones de euros a la compra de estos equipos también.
Al nuevo dueño del Chelsea FC, Todd Boehly, se le tachó de loco por querer un All Star en las islas británicas, pero ahora ya no es sólo él. La Premier está debatiendo su hoja de ruta a medio y largo plazo, con varias ideas interesantes: gira conjunta de varios de sus clubes por Estados Unidos durante el verano y, lo más revolucionario, convertir la Community Shield en un duelo itinerante por el mundo. Incluso en convertirlo en un partido que reúna a dos jugadores de cada club. Vienen tiempos de cambio, y el fan deberá asumirlo.