El destacado politólogo dijo, además, que el partido morado se adelantó al calendario que establece el derecho electoral, realizando la escogencia de su candidatura presidencial porque la reglamentación de la comunicación y publicidad de las campañas electorales, de la forma en que está pautada, a quienes beneficia es a los presidentes de la República.
Informó que si hay un presidente con opción a reelegirse tiene una gran ventaja sobre la oposición porque día a día comunica, inaugura y ofrece obras, por tanto, los presidentes están en campaña los 365 días del año y no hay como prohibirlo porque están haciendo su trabajo.
En ese sentido, enfatizó que las candidaturas de oposición están limitadas porque no pueden colocar vallas, afiches ni publicidad en la radio, televisión y periódicos, sino que tienen que valerse de técnicas y estrategias para hacer empatía con la población y darse a conocer.
Indicó que una candidatura de oposición debe comunicar mucho y hacerlo bien por lo que precisó, que para Abel competir con Abinader tendrá que ir mucho a los medios de comunicación, entrevistas, encuentros con la prensa y estructurar un equipo de voceros de alto calibre y preparación para que puedan mercadearlo.
“Si es una candidatura nueva tendrá que rodearse de actores nuevos, porque uno de los problemas del PLD es que en su Comité Político la inmensa mayoría son personas que ya envejecieron y no impactan en la opinión pública, a las que ya los medios de comunicación no lo invitan, son de otra época y si la candidatura se rodea de esa gente sería como una comida en un plato viejo”, expresó.
El éxito, la empatía y crecimiento dependerá mucho de un eficaz plan de comunicación y de una estructura de voceros, agenda y actividades bajo techo donde participen los diversos actores de la sociedad.
Dijo que la escogencia de Abel Martinez como candidato presidencial del PLD para las elecciones del 2024 tiene fuerte impacto en el escenario político y en la sociedad, porque a su juicio, desde hace una década viene mostrándose una especie de cansancio con el liderazgo que comenzó a dominar en el 1996 cuando cerró el ciclo de los caudillos ilustrados y llegó a la presidencia de la República Leonel Fernández, que gobernó doce años, luego Hipólito Mejia cuatro y Danilo Medina ocho.
“Siempre dije que después de Abinader el escenario no estaría más ni para Leonel Fernández, ni para Danilo Medina, ni para Hipólito Mejía”, expresó.
Agregó que el escenario político es fértil para la juventud, para el liderazgo de la época actual con el perfil idóneo para hacer empatía con la nueva sociedad, que cambió de gusto, de sentimientos y de emociones.