-Hay mil cosas que quiero hacer; Comentaba con entusiasmo un joven a su abuelo.
Empezó a detallarlas y pasada media hora de relatos aspiracionales, fue interrumpido por el anciano de oído paciente.
-En resumen, preguntó al joven ¿Quieres comerte el mundo de un bocado?
Aquel muchacho notó cierto grado de escepticismo en aquella pregunta y respondió con un silencio de aquellos que gritan (no sé qué decir).
Tras aquel silencio tan lleno de dudas, el anciano quiso alentarlo y le dijo.
– Quiero ayudarte.
¿Por dónde quieres empezar?
Esta pregunta ya no es para aquel joven con mil deseos; es para tí.
¿Por dónde quieres empezar?
Quizás estés en un momento de tu vida, en el que no sabes qué hacer ante tantas oportunidades o posibilidades.
Es posible que hayas pensado que, por tener salud, dinero, tiempo, habilidades o suerte, podrás comerte el mundo entero de un bocado.
Si piensas así veré como el mundo te come sin que alcances a abrir tu boca, porque bien expresa el dicho ¨Quien mucho abarca poco aprieta¨.
Un camino, por largo o alto que sea, empieza con un paso; un salto, un empuje o una acción.
John L. Mason en su obra titulada ¨Un enemigo llamado promedio¨ expresa: La fe que mueve montañas siempre lleva un pico.
No podía tener más razón, puesto que por grande que sea tu deseo de lograr algo, siempre habrá un punto por donde debas empezar, y tras hacerlo, vendrá el consejo más importante que pueda darte el anciano que te hizo la pregunta.
Un paso a la vez.
Dirige tus fuerzas, recursos y acciones a priorizar uno de los sueños que tienes.
Aún soñar requiere muchas noches.
Y si soñar requiere tiempo, hacer realidad tus sueños tomará más tiempo aún.
Prioriza tus ideas y enfoca tus esfuerzos a lo que te provea estabilidad espiritual, emocional y rentabilidad financiera; así podrás descubrir que los logros de pequeñas metas te servirán de escalera para llegar hasta tu sueño más alto.