Cuando debiéramos enfocar el contenido de este editorial sobre los retos que encara cada dominicano el nuevo año, nos vemos obligados en destacar un hecho tan lamentable y que es repetitivo cada año, el agigantado número de muertos en las festividades navideñas.
En esta oportunidad en la celebración de las navidades y el recibimiento del nuevo año 2023, sumaron cerca de 50 los muertos de manera violenta, entre ellos 29 conductores de motocicletas.
A sabiendas que estos hechos de violencia son repetitivos el 24 y el 31 de diciembre, los funcionarios del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), siguen sin encontrar fórmulas que eviten los muertos y los heridos en calles, avenidas y carreteras.
Nos inscribimos entre los que piensan que mientras no se controle el uso de bebidas alcohólicas y sustancias prohibidas en conductores de vehículos y centros de diversiones, seguiremos siendo testigos de cómo de la noche a la mañana cientos de familias lloran las muertes de sus parientes.
Sería o es el deber de las instituciones que alrededor de la Iglesia Católica y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, viven luchando por la no desintegración familiar, levantar algún proyecto de contenido radical, que erradique los hechos de violencia en las navidades.