La plaza más grande de Italia es la “Plaza de Prato”, ubicada en la ciudad de Padua a 45 kilómetros de Venecia, siendo también la tercera más bella del país. La singularidad de su belleza se debe a sus 78 estatuas, que representan a personalidades importantes fallecidas de la ciudad.
El año pasado esta ciudad fue alborotada en los medios de comunicación por su mundo feminista, afirmando que: “La Plaza de Prato” era una plaza machista porque en sus 78 estatuas no figuraba una de mujer. El gremio exigía la estatua de Elena Cornario (Venecia 1564-Padua 1684) como la primera mujer en obtener un título universitario en el mundo. Después de varios meses de debate la moción fue aprobada por el ayuntamiento de la ciudad.
Tomando como referente esta reseña de una ciudad lejana y culta de Italia y sus fenómenos sociales, inferimos un acontecimiento equivalente que ocurre en un pueblo también culto y de nuestro entorno, llamado Pimentel.
En el pueblo de Pimentel, hace años que se está pidiendo que algunos de sus munícipes fallecidos sean homenajeados colocando sus nombres a calles del municipio. En los nombres propuestos hay sacerdotes, pastores evangélicos, escritores, comunicadores, médicos, músicos, compositores, deportistas y una figura juvenil caída en una huelga local, entre otras importantes propuestas. Pero resulta que cada parroquiano tiene su candidato preferido, además todas las calles tienen nombres, proponiendo algunos dividir calles ya designadas y ponerle dos nombres.
Es notorio también que en las propuestas, al igual que hace un tiempo en Padua, no hay “un” nombre femenino y que en el pueblo no hay calles con nombre de mujer, a excepción de Las Mercedes y La Altagracia que son dos vírgenes, así como la calle Hermanas de Castro, con un nombre poco específico como para saber quiénes fueron ellas.
Conociendo estos obstáculos y a sabiendas que en la calle Tonino Achecar, nombre patriótico e histórico (añadiéndole que en esta se inició el comercio y la cultura de Pimentel) se levantará próximamente un moderno bulevar, aprovechando esta ocasión,los pimentelenses debemos considerar y proponer al ayuntamiento municipal lo siguiente: Que en el bulevar que ahora se está construyendo se levanten varios pedestales vacíos provisionales con fines de colocar futuros bustos para honrar a personas meritorias del pueblo y que se designe una comisión, junta o patronato de personas honorables y preparadas para que decidan cuál munícipe puede tener el honor de un busto y quién podrá ser homenajeado en vida o en muerte con el nombre de una calle, plaza, monumento, pabellón deportivo, etc., donde las propuestas deberán ser aprobadas con un soporte estatutario y sometidas al ayuntamiento.
Parece una ilusión, pero estamos completamente convencidos que algún día tendrá que hacerse de esa manera, donde la calle Tonino Achecar será “El Bulevar de los Inmortales de Pimentel” pero si no lo hacemos ahora, luego será tarde y tendríamos que romper y modificar nuevamente la estructura del moderno Bulevar.
Es solo una idea tonta.