En el pasado reciente la Procuradora Fiscal del Distrito Judicial de Duarte, licenciada Smaily Rodríguez, expresó gran preocupación por el número de suicidios de jóvenes, cuyos familiares no encuentran razones para justificar tan tristes tragedias.
Los casos más recientes se originaron en la ciudad de Santiago, en las personas de Pedro Pablo Jiménez y Andrés Berigüete, mientras en esta ciudad de San Francisco de Macorís, correspondió al joven Jonathan Espinal, de apenas 22 años de vida.
Esta hemorragia de suicidios en distintos puntos del pueblo dominicano, no solo debe motivar la preocupación de los funcionarios del Ministerio Público, sino un despertar de los profesionales que estudian el comportamiento humano, para hurgar los motivos de los mismos.
Se nos ocurre llamar a quienes componen los Ministerios de la Juventud, Salud, Educación y Deportes, poner en marcha programas recreativos que busquen ponerle un alto a tan peligrosos hechos, que inesperadamente llenan de luto a los hogares dominicanos.
Esas posibles actividades deben ser asumidas por las Iglesias, Juntas de Vecinos, Clubes, Grupos Estudiantiles y Universidades, porque de lo contrario seguiremos siendo testigos de tantos y tantos suicidios de jóvenes, que inclusive cursan estudios superiores.