Una enfermera estadounidense y su hijo han sido secuestrados en Haití, informó la organización religiosa para la que ella trabaja.
La enfermera, identificada como Alix Dorsainvil, estaba trabajando en unas instalaciones del grupo religioso cerca de Puerto Príncipe cuando fue secuestrada, detalló en su web el grupo Roi Haiti, una organización que trabaja en Haití.
La organización describe a Dorsainvil como una persona «profundamente compasiva y amorosa, que considera a Haití su hogar y al pueblo haitiano sus amigos y familia».
La enfermera está casada con el director de Roi Haiti, Sandro Dorsainvil, quien creció en Puerto Príncipe.
Ante esta situación, el Departamento de Estado de EE.UU. se encuentra «en contacto de manera regular» con las autoridades haitianas para intentar que la enfermera y su hijo puedan volver a casa, dijo a EFE este domingo un portavoz de la diplomacia estadounidense.
El secuestro se produce días después de que el Departamento de Estado emitiera una alerta de viaje para pedir a los ciudadanos estadounidenses que «no viajen» a Haití por riesgo de ser secuestrados, así como por la criminalidad y la mala infraestructura del país.
El Departamento de Estado emitió el jueves una alerta de nivel 4, la más alta que existe, y en la que los servicios consulares aconsejan no viajar debido a la «alta probabilidad de que haya riesgos que pongan en peligro la vida».
Además, Estados Unidos ordenó el jueves la salida de Haití de familiares de empleados de su Gobierno y de aquellos trabajadores de la embajada que no cumplan labores de emergencia.
Inmerso desde hace años en una crisis sociopolítica y económica, Haití vio agravarse aún más su situación tras el magnicidio en julio de 2021del entonces presidente Jovenel Moise.
A ello se suma la batalla que libran las bandas armadas en Puerto Príncipe y sus alrededores, que ha causado ya la muerte de centenares de personas y la huida de miles de la zona capitalina.
Haití, el país más pobre de América, cerca del 50 % de la población sufre inseguridad alimentaria y la mitad de sus algo más de 11 millones de habitantes vive en la pobreza.