Anoche en una alocución al país, el presidente de la República, licenciado Luis Abinader, aparentemente sin miedo y sin temor, ratificó la postura de su gobierno del cierre de la frontera hasta que los incontrolables haitianos se aboquen a respetar el Acuerdo de Paz del 20 de Febrero de 1929.
En una palabra, el gobernante afirmó que si esas bandas de “incontrolables” continúan la construcción del canal para el desvío de las aguas del río Masacre, el cierre de la frontera y otras medidas han de mantenerse hasta que el gallo cante.
Abinader dijo que a nivel personal puso las medidas del gobierno dominicano en manos del liderazgo de los países que forman parte de la ONU, de quienes entiende descansa la responsabilidad de restaurar la gobernabilidad en el pueblo haitiano, hoy manejada al “antojo” de bandas criminales.
Gobiernos tras gobiernos del pueblo dominicano han expresado solidaridad con la situación mayoritaria de los haitianos, pero todo tiene su límite, mucho más cuando se trata de poner en juego de la Independencia Nacional, lograda por los Trinitarios en el 1844.
Aunque pueda causar ronchas en comerciantes establecidos en la frontera y militares que enriquecen sus bolsillos con el trasiego de haitianos al país, es el momento propicio para que haitianos, venezolanos, chinos y cualesquiera otros que viven de manera ilegal en la República, sean deportados cueste lo que cueste.