La filosofía Montessori se basa en fundamentos como el embrión espiritual, el orden, el lenguaje y el movimiento, clave para el desarrollo cognitivo, la mente absorbente del niño, la Ley del trabajo, la Ley de la independencia, la repetición y la perfección.
En este ensayo, se esboza la filosofía Montessori, se compara y contrasta los principios de esta filosofía con otros principios educativos. Se discuten las metas generales de aprendizaje de la educación Montessori, así como las teorías de aprendizaje y los conceptos filosóficos que la apoyan. Finalmente, se presenta las etapas de desarrollo haciendo énfasis en la primera, donde se resalta el aprendizaje, el manejo escolar y la organización del ambiente de aprendizaje de dicha etapa.
(Lillard A. S., 2017) citado por (González, 2012) plantea varios principios de la educación montessoriana como son:
- Movimiento y cognición: los niños pequeños expresan sus pensamientos con movimientos de las manos, lo que la llevó a relacionar el movimiento y las sensaciones con el proceso del pensamiento y el desarrollo del conocimiento.
- Libre elección: el desarrollo del niño como un proceso a través del cual el niño es crecientemente capaz de ser independiente en su entorno.
- Interés: un niño aprende mejor en contextos de interés, ya sea de preferencias personales o en contextos de interés creado por la guía o el entorno (interés situacional)
- La recompensa es interna: las recompensas externas son disruptivas a la concentración del niño. Los períodos de concentración intensa y sostenida son centrales en la educación Montessori
- Interacción social en el aula: el aula Montessori es un aula integrada que agrupa a niños de 3 a 5 años, de 6 a 8 años y de 9 a 12 años.
- Aprendizaje en contexto: aprenden haciendo cosas, manipulando objetos e interactuando con el medio (aprendizaje cultural
- El rol del maestro Montessori: el maestro Montessori es un guía, un observador, un facilitador.
- Orden en el ambiente y en la mente: el aula Montessori es un ambiente muy organizado, física (en términos de distribución dentro del ambiente) y conceptualmente (la organización de los materiales).
El aprendizaje es un proceso natural, los niños aprenden mejor cuando están motivados por su propio interés y curiosidad, también aprenden a su ritmo, no todos aprenden igual o a la vez, aprenden mejor cuando están activamente involucrados en el aprendizaje, se considera y se ha constatado que el aprendizaje activo es más efectivo que el pasivo.
“Uno de los errores de los tiempos modernos es considerar el movimiento por sí mismo, separado de las funcionen más elevadas: se piensa que los músculos existen y que solo deben ser utilizados para mantener la salud del cuerpo en las mejores condiciones; por ello se cultivan los ejercicios y los juegos gimnásticos, para mantenernos eficaces, para respirar profundamente, o bien para asegurarnos un mejor desarrollo de las funciones digestivas y el sueño.” (Montessori, 1986)
Como explica María Montessori el desarrollo cognitivo va de la mano del desarrollo físico, el movimiento es clave, varios estudios validan lo antes expuesto. Es completamente dicotómico pensar en cognición sin movimiento. El movimiento físico es indispensable para nuestro cuerpo, para aprender, para lograr, a través de la repetición, la perfección.
“Aun cuando el niño tiene un patrón psíquico predeterminado que guía sus esfuerzos hacia la madures, y una urgencia vital de lograrla, él no hereda modelos ya establecidos de comportamiento que garanticen su éxito”. (Lillard, 1982)
Estos fundamentos coinciden en otras teorías del aprendizaje, como el aprendizaje constructivista, donde los niños construyen su propio conocimiento a partir de sus experiencias, otra teoría es el aprendizaje significativo en el que los niños aprenden mejor cuando el material es relevante para sus intereses y necesidades, y podemos sumar la teoría del aprendizaje activo que plantea que los niños aprenden mejor cuando participan en el proceso de aprendizaje, la teoría del juego se suma a este análisis planteando que permite a los niños ajustar el mundo que les rodea a sus propias vidas y probar nuevos roles en un espacio seguro.
Sin embargo, hay algunas diferencias importantes entre estas filosofías y la filosofía Montessori, la educación Montessori pone un énfasis particular en el triángulo de los tres elementos básicos: el adulto preparado, el ambiente preparado y el material Montessori. El ambiente es el mediador en este triángulo, los ambientes Montessori están diseñados para ser atractivos, ordenados y estimulantes. Los materiales Montessori están diseñados para ser auto corregibles, lo que permite a los niños aprender de forma independiente, la guía, por su parte, no enseña, sino que transforma el ambiente para que cada alumno se desenvuelve en su momento, no controla el proceso, sino que lo dirige.
El ambiente preparado, los materiales y las actividades coinciden con las necesidades y el trabajo de los niños en esa etapa de desarrollo. No solo cualquier material y actividad, sino aquellos que «estimulan el interés de los niños en el tipo de actividades útiles que necesitan para promover su desarrollo general» (Sarah Werner Andrews, 2013)
El ambiente no solo todo debe reflejar esta distinción, sino que también debe proteger al niño de todos los obstáculos para su desarrollo. Los materiales fomentan el desarrollo interno del niño al proporcionar un medio para actuar en períodos sensibles y las tendencias humanas.
Los materiales también ayudan al niño a adquirir nuevas perspectivas en la exploración del mundo externo a su alrededor. Los materiales no están diseñados para «enseñar hechos», sino que permiten que el niño reorganice continuamente lo experimentado en relación con esta nueva información.
“Los materiales Montessori están diseñados científicamente para ayudar al niño en su desarrollo, cada material aísla un concepto en particular y los materiales están graduados/ordenados en cuanto a la complejidad de los conceptos que introducen, de manera tal de ir construyendo conocimientos en forma gradual, clara, sistemática acumulativa, o sea siguiendo un procedimiento científico” (Lillard A. S., 2017)
Esto aumenta la capacidad de aprendizaje del niño. Por ejemplo, al principio, un niño aprende el color «verde» y se refiere a todos los tonos de verde simplemente como «verde.» Pero si le mostramos al niño una serie de tabletas en diferentes tonos de verde, desde el más oscuro hasta el más claro, el niño puede reorganizar su comprensión del «verde» para incluir esta nueva información.
Por otra parte desarrollar el amor por el aprendizaje, las habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas, las habilidades de comunicación y colaboración, las habilidades de autodisciplina y automotivación, basados en conceptos filosóficos como son: el desarrollo integral del individuo, el aprendizaje centrado en el desarrollo de todas las dimensiones del mismo, incluyendo el intelecto, las emociones, el cuerpo y el espíritu, la educación para la vida (educación cósmica), la educación para la paz, la preparación para enfrentar los desafíos de la vida, acordes con el mundo actual, estas son las metas generales de aprendizaje de la educación Montessori.
Para lograr estas metas la obediencia puede interpretarse como un fenómeno de la vida y la naturaleza, el desarrollo de la obediencia en nuestros niños se muestra espontáneamente y de sorpresa, representando el punto de llegada de un largo proceso de perfeccionamiento.
“Es un estado caracterizado por la actividad, no la inmovilidad que a menudo es llamada “disciplina” en la escuela tradicional. En esta etapa (de conocimiento y dominio de sí mismo), el niño hace un uso creativo de sus capacidades, acepta la responsabilidad de sus propios actos y se sujeta a los límites de la realidad” (Lillard, 1982)
La obediencia forma parte destacada del carácter, se va desarrollando en el niño de manera inconsciente y luego se convierte en una voluntad consciente. Mientras que en la educación tradicional “…se busca una obediencia ciega mediante el proceso de romper la voluntad del pequeño” (Lillard, 1982)
Según María Montessori, el niño necesita experimentar su libertad sobre su voluntad, elegir sus actividades, su trabajo en el aula, mediante problemas que tiene que resolver, experimentar con su entorno y materiales, además, necesita límites, para que comprenda qué es y qué no es un comportamiento aceptable, siempre se le deben explicar las reglas para que comprenda las razones. El niño va construyendo su propia guía interior para descubrir lo que es correcto o incorrecto, sin necesidad de recompensas o halagos.
“La libertad de elección, de movimiento y de comunicación ayudan desarrollar la voluntad, la autodisciplina y la responsabilidad en el propio aprendizaje”. (Lillard A. S., 2017)
Como se explica en el párrafo anterior conocer el hecho de que el desarrollo del niño sigue un camino de sucesivos grados de independencia debe ser la guía de nuestro comportamiento hacia él; debemos ayudar al niño a actuar, querer y pensar por sí mismo.
“La Dra. María Montessori observó que el desarrollo infantil ocurría en etapas que pueden ser bastante bien definidas por la edad cronológica” (Lillard P. P., 1982)
Lo citado se refiere al desarrollo del hombre desde que es concebido hasta la adultez, los cuales son netamente distintos entre sí, ocurriendo en cada uno de ellos cambios importantes en la persona, tanto físicos como psíquicos: Primera Etapa: Infancia (0 a 6 años), Segunda Etapa: Niñez (6 a 12 años), Tercera Etapa: Adolescencia (12 a 18 años), Cuarta Etapa: Madurez (18 a 24 años)
En la etapa de la infancia (0 a 6 años) el niño posee una mente absorbente inconsciente, es un periodo de creación, movimiento, desarrollo del lenguaje, libertad para experimentar y descubrir por sí mismo el mundo que le rodea. El niño asimila todo, no con la mente, sino con su vida, aprende no solo con un poder intelectual, sino con todo su cuerpo y toda su experiencia sobre su ambiente.
Este primer periodo se subdivide en niños (3 a 6 años) es el “periodo de lo consciente” está en proceso de ser formado, el niño se encuentra en construcción, en pleno trabajo, es repetitivo, aquí hay expresión, creación, formación del carácter, independencia.
El horme se relaciona al maestro interior: nadie le enseña al infante a gatear, a balbucear, a buscar objetos con sus manos y su boca: la vida misma le impulsa a llevar a cabo estas acciones para satisfacer necesidades y contribuir a su desarrollo. Una característica bien definida de la etapa de la infancia, según María Montessori, es que el niño en su nacimiento trae consigo potencialidades constructivas que deben desarrollarse. El lenguaje, por ejemplo, viene de la nada, esta nada del recién nacido es comparable a la otra nada aparente que es la célula germinativa y debemos ayudar a potencializarla, la mente absorbente es un estado mental creativo e inconsciente. Se refiere a una mente diferente a la del adulto: los adultos adquieren conocimiento intencionalmente, pero el niño absorbe todo directamente en su psique, inconscientemente.
“La estructura interna del desarrollo emocional e intelectual está siendo creada por medio de los Periodos Sensibles y la Mente Absorbente” (Lillard P. P., 1982)
Otra característica destacada de la mente absorbente del niño es lograr dos grandes tareas: la de construcción de su personalidad y su inteligencia y la de adaptación a la cultura o época que le ha tocado vivir. En cuanto a la construcción, el niño interactúa con el ambiente para crear las estructuras de su inteligencia y personalidad. Fuerza vital que lo impulsa hacia el ambiente. En cuanto a la adaptación a su tiempo y espacio, Montessori hablaba de que el niño “encarna” los aspectos del ambiente y se forma a partir de él. Mientras el adulto admira o recuerda detalles del ambiente, el niño lo absorbe: lo bueno y lo malo.
Finalmente, debemos resaltar que el enfoque moderno del método Montessori destaca su continua relevancia en la educación contemporánea, la idea de respetar el desarrollo natural del niño promoviendo la autonomía, la libertad dentro de límites y el aprendizaje a través de la experiencia práctica. La implementación del método es posible en diversos entornos educativos, sin embargo, su éxito depende de la formación adecuada de los educadores, la comprensión de los principios fundamentales y la adaptabilidad a las necesidades específicas de cada grupo de estudiantes. Esta filosofía abarca no solo la educación académica, sino también el desarrollo emocional, social y ético de los niños, su implementación enfrenta desafíos, la resistencia a cambiar posturas tradicionales, la necesidad de recursos específicos y la formación continua del personal educativo. Además, adaptarse a los estándares curriculares puede resultar complicado sin comprometer los principios fundamentales del método. Comparado con los métodos educativos tradicionales, se destaca por su enfoque centrado en el niño, la promoción de la autoexploración y el aprendizaje individualizado, a diferencia de los enfoques más estructurados, buscando fomentar el amor por el aprendizaje a través de la libertad guiada, el método presenta un enfoque moderno y valioso para la educación, pero su implementación exitosa requiere un compromiso significativo y una comprensión profunda de sus principios, afrontando desafíos y abordando controversias para lograr un equilibrio entre la tradición y la innovación educativa.
Referencias
- González, M. C. (ENERO-JUNIO de 2012). FUNDACION DIALNET UNIVERSIDAD DE LA RIOJA. Recuperado el 2023 de DICIEMBRE de 2023, de ¿ESTÁ MONTESSORI OBSOLETA HOY?: A LA BÚSQUEDA DEL MONTESSORI POSIBLE: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4888197
- Lillard, A. S. (2017). Montessori. The Science behind the genius. NY: OXFORD UNIVERSITY PRESS.
- Lillard, P. P. (1982). Un enfoque moderno al metodo montessori. Diana.
- Montessori, M. (1986). La mente absorbente del niño. Mexico DF: Biblioteca Editorial Diana.
- Sarah Werner Andrews. (2013). El ambiente preparado. Montessori Northwest Primary Course. Portland, OR: Montessori Northwest.