El llamado asueto de la Semana Mayor o Semana Santa, culminó como cada año con un saldo trágico, al conocerse que suman más de una veintena de muertos y cientos de heridos en el territorio nacional.
A juicio de las autoridades, todos estos hechos violentos, fueron atribuidos en su mayoría a la “imprudencia” de conductores de motocicletas y consumo de bebidas alcohólicas, incluyendo de menores de edad.
Todo el esfuerzo de orientación de más de 50 mil socorristas que el gobierno del licenciado Luis Abinader logró colocar en calles, avenidas, carreteras y playas, por el número de hechos trágicos, al parecer fue en vano otra vez.
Las autoridades que componen el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) y Oficiales de la Dirección de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), hoy mismo debieran sentarse en la mesa redonda y reconocer que fracasaron en sus medidas preventivas.
Igual debieran hacer los líderes de las Iglesias, Clubes y otras entidades sociales, con miras a que la próxima celebración de la Semana Santa, no culmine en medio de muertos y heridos.
Aspiramos obtener respuestas no solo de las autoridades, sino también del liderazgo social del pueblo dominicano.