A tan solo días del próximo certamen electoral de República Dominicana y, a sabiendas de que el actual presidente Luis Abinader se reelegirá con una puntuación de alrededor de un 70 por ciento, a la oposición no les queda más alternativa que allanar el tortuoso camino transitado hasta el momento, para hacerse la víctima como lo ha sabido hacer durante todo el proceso electoral.
Apuesto peso a cachimbo de tusa, a que la oposición recurrirá al gastado método tradicional del fraude colosal, compras de sus dirigentes, compras masivas de cédulas y uso indiscriminado de los recursos del Estado Dominicano, prácticas que la oposición encarnada en las figuras del Dr. Leonel Fernández y Danilo Medina hacían excelentemente bien durante sus veinte años en el poder.
Tratar de justificar un pírrico desempeño político durante todo ese largo trayecto, argumentando maniobras fraudulentas por parte del PRM, no es más que una irresponsabilidad política de alguien que debió quedarse en su antigua parcela política, el PLD, y no aventurarse a crear un nuevo partido de la noche a la mañana. Con esa decisión de creerse que el pueblo dominicano olvidaría lo que fueron los tres períodos de gobiernos, hoy Leonel Fernández, a partir del pésimo desempeño de mayo venidero, puede ir escribiendo su epitafio político.
En cuanto al PLD, se les hará muy difícil quitarse el pesado fardo de ser quizás o sin dudas el partido más corrupto de la historia política dominicana; el cual estará batallando por la misma situación de supervivencia que su “socio” Leonel Fernández.
El aura de Abinader, combinado con la falta de oposición política, llevará al PRM a transitar la ruta de los próximos cuatro años, igual que los anteriores, sin un solo obstáculo que sortear, inscribiendo su nombre como el mejor presidente de la República Dominicana en los últimos cien años, por no decir de la historia republicana.