Ahora que el mundo está tan globalizado que parece ser un globo de cumpleaños, eso de hablar idiomas es algo tan necesario que el que no espiquinea por lo menos el inglish ese de los gringos no está en nada o casi nada. En ese globo de cumpleaños que por la tecnología de las comunicaciones, el avance los transportes, las logísticas, pronto será del tamaño de una pelota de tenis hay unos 7,160 idiomas, que hablan personas vivas aunque sean de grupos minoritarios, posiblemente más que en la Babilón aquella que nadie se entendía porque posiblemente eran políticos queriendo mandar. Y de todos ellos el que por el momento y parece que por mucho tiempo más, el que les saca varios cuerpos de ventaja en la carrera de la influencia y desde el momento que abrió la gatera es el inglés como bien sabemos.
En la actualidad todos los muchachos de las clases altas, medias y aun de las bajas se afanan con los I am, el You are, We are, porque con ellos el futuro puede ser más promisorio y no solo en nuestro country sino en todo el planeta. Los chinos tan emergentes, a los liceos a hablar inglés, los rusos tan matoncitos, a las Academy, los indios de la India más prolíficos que los conejos en celo, al Center, los franceses tan chauvinistas ellos, a L´Ecole., los españoles tan orgullositos de su castellano a la Facultad. Todos a estudiar inglés, El inglés manda. El inglés influye. El inglés prestigia, El inglés paga.
Hay personas que se les da fácil eso de hablar en extranjero y otros que son -somos, me incluyo bien incluido- unos ladrillos idiomáticos. De los primeros tengo un amigo, Mark, de padres suizos, con abuelos polacos, nacido en los Estados Unidos, mandado a estudiar a Brasil y que residió y trabajó unos buenos años en Dominicana y después en España. Se ha desempeñado durante muchos años como consultor internacional viviendo arriba de la turbina de un avión por los cinco continentes. Se casó con una doctora catalana, fue por Catalunya un mes de luna de miel y vino hablando un catalán casi mejor que el mío, siendo yo nativo de ese país. Para el colmo, durante sus estudios universitarios aprendió un idioma muerto de esos que se hablaba por la antigua Caldea de los libros de historia. El italiano y el francés le saben a pan con queso y mantequilla. Yo le digo medio en serio y medio en broma que él no habla japonés es porque el avión que hizo escala en Tokio solo estuvo una hora y media, de haber estado dos ya podría hacerse el Harakiri o Seppuku en esa difícil lengua.
De los obtusos idiomáticos, de los ladrillos, me pongo como ejemplo, señores ¡lo que me cuesta hablar un chinchinchinchinchin de inglés aun sabiendo de él muchísimas palabras y bastantes expresiones! Una vez fui a un instituto y les comenté sobre esa dificultad de aprendizaje y me dijeron: no se preocupe, le vamos a poner un nativo y en seis meses usted hablará inglés, yo les respondí, no sé si a los seis meses hablaré inglés, pero el nativo va a hablar español. Y así fue, el gringo al final casi recitaba el Quijote de memoria. En otra ocasión una profesora tiró la toalla, no pudo soportarme más.
No obstante y como buen terco-empecinado-cabeza dura, por algo soy feo, me gusta aprender algunas palabras fáciles y de uso común en varias lenguas y por eso me catalogo como un Chinchinliglota, un chin-chin de francés: Je vais bien, un chin-chin de inglés: How are you, un chin-chin de italiano: Mi piace molto, un chin-chin de árabe: Choukram bizzat, un chin-chin de catalán: Fem avía, un chin-chin de castellano: Hola tío, y dos chin-chines de dominicano: Como tu tá, o Pandebatata (Para dónde vas Altagracia) A falta de pan idiomático, casabe lingüístico . Del castellano decía el genial Cantinflas en la película El Analfabeto que era un ¨indioma¨ porque también lo hablaban los indios. Simpático y lógico el inigualable Mario Moreno.
Hay un chiste muy bueno de obtusos. Eran un padre y un hijo monolingües trabajando en el campo y se aparecen unos ingleses diciéndoles Please, where is the beach?, el padre e hijo se miran extrañados y como no los entienden, los turistas se van sin respuesta, después aparecen unos franceses preguntándoles S´il vous plait, ou se trouve le plage? como el padre y el hijo tampoco los comprenden, los turistas también se van en blanco, más tarde aparecen unos italianos: Prego, dov´e la spiaggia? De nuevo nada de respuesta del padre y del hijo y los turistas se van. Al final el hijo le dice al padre: Papá qué bueno debe ser hablar idiomas, a lo que el padre le responde muy circunspecto: ¡para lo que les ha servido a estos turistas! Por favor, sonrían aunque sea por cortesía, sonrían.
Les diré un pequeño secreto: De joven siendo algo idealista me interesé por el idioma Esperanto creado por el doctor polaco L. Zamenhof entre 1870 y 1880, siendo publicado por primera vez siete años más tarde, y que por su facilidad tenía la esperanza –de ahí su nombre- de ser el idioma universal.
Es una propuesta muy inteligente de un idioma artificial con proporción de un 60% de palabras de base inglesa, un 30% de latinas y un 10% de eslavas. Las reglas son simples, muy simples, por ejemplo los verbos que son los cucos de todas las gramáticas del planeta se aprenden en menos de veinte segundos, los tiempos presentes del Esperanto todos acaban en as, los pasados acaban en is y los futuros en os. Ejemplo: Yo soy: Mi estas, Yo fui: Mi estis, Yo seré: Mi estos. Otro más:.Yo tengo: Mi havas, Yo tuve: Mi havis, y Yo tendré: Mi havos. Más simple imposible. Lernu Esperanto! ( aprenda Esperanto!) Ah ¡y sin martirizantes excepciones! lo llegué a hablar bastante -hasta me dieron un diploma- pero la falta de parlantes y de práctica lo hizo caer en un casi olvido total.
Hay idiomas que son más fáciles que otros, o al menos lo parecen por la afinidad entre ellos, así pasa con el español, francés, italiano, portugués, catalán, todos de base latina. Otros como el eslovaco, el chino o el árabe hay que sudar la gota gorda para aprenderlos. El emperador Carlos V, que era políglota, decía que a Dios le hablaba en español, a las mujeres en italiano, a los hombres francés y a sus caballos en alemán.
Un ejemplo curioso de los difíciles es el vasco, que en su propia lengua se llama Euskera, se ha estudiado mucho sobre su historia y es pre-romana, no se sabe muy bien sus orígenes y no está entroncada con ninguna conocida hasta el momento, posiblemente sea la de los venusinos antiguos que estuvieron un tiempo por sus hermosas tierras comiendo bacalao al pil-pil. Dicen que los vascos no tienen diablo porque éste para entrar y quedarse en un pueblo lo primero que tiene que hacer es aprender su idioma y no obstante de intentarlo por más de mil años no ha podido lograrlo. Buen viaje en euskera es Ongui etorri, cuidado: Kontuz, buenas tardes Arratzalde on y gracias Eskarrik asko. Recuerden que soy un Chinchinglota y he estado muchas veces comiendo de maravilla por Euskadi que así se llama de verdad el País Vasco
¿Oigan qué pasa con aquellas maquinitas que traducían los idiomas según uno iba hablando? Eran y son todavía la esperanza de los ladrillos y no ladrillos, parece que se han parado, a ver si con eso de la inteligencia artificial se avanza y nos evitamos tener que estar meses y años aprendiendo lenguas para luego encontrarnos el padre y el hijo del chiste y no podemos encontrar la playa con la de muchachas lindas que hay por allí.
Bueno, los dejo, acaba de llegar mi profesor de inglés, el pobre tiene más paciencia que un santo. Por cierto Yo soy, se dice… yam, Yiam, Imai… ¡lo qué cuesta aprender ese idioma para poder mascar chicle con propiedad!