El origen de todo acto negativo proviene del deseo descontrolado de tener o hacer, este deseo egoísta en cualquiera de sus innumerables formas, nos separa de la luz, nos distancia del amor.
Toda nuestra sociedad está fundamentada en la idea de que la base de la felicidad es tener.
¿Qué hacer entonces? ¿Cómo podemos resolver esta dualidad interna? Transformación es la respuesta, significa conectarnos con la luz, con el bien.
Dar y compartir tiene como consecuencia recibir, piensa en el agua que está siendo vertida en un vaso, llegara el momento que se rebosara y se desbordará, (no será aprovechada por los demás) que tarde o temprano cuando lo necesites compartirán contigo.
Tú eres el vaso y tienes la capacidad de integrar el deseo de tener con el objetivo de dar y compartir.