El nuevo obispo de la Diócesis de esta ciudad, monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo, deploro el estado de desigualdad social que impera en la sociedad, donde se hace necesario que haya una unificación de todos los sectores a favor de los que nada tienen, al tiempo de criticar la situación de falta de medicina en los hospitales, el desempleo y la condiciones infrahumana en que viven miles de dominicanos.
Al celebrar su primera eucarística en la Catedral Santa Ana, Mejía Vallejo abogo por la formación de los valores entre la familia, tarea que debe de ser puesta en marcha por los padres desde sus hogares con la finalidad de lograr vivir en un mundo mejor.
Monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo , sostuvo que es necesario que se fomente los valores entre los hijos y los padres, a si como también el valor de compartir, el valor del trabajo, el valor de la honradez, y la obediencia, indicando que todo esto se junta naturalmente para ir garantizando los que tanto Dios quiere en este mundo.
Llamo a poner en común lo que tenemos y de esa manera entonces esta brecha entre tantas personas que no tiene nada y un grupito que nada en la abundancia, entonces, podría comenzar a vivirse en una vida más humana y de equilibrio, al tiempo de manifestar su preocupación al ver esta sociedad tan dividida.
“La gran mayoría no tiene medicina porque no hay en los hospitales, la gran mayoría no tiene acceso a la educación de calidad, la gran mayoría no tiene un trabajo digno, en la que pueda vivir con la frente en alto, cantidades de niños viven una vida infrahumana en esta sociedad dominicana.
Llamo a ponernos en común con lo que tenemos y de esa manera entonces esta brecha entre tanta personas que no tiene nada y un grupito que nada en la abundancia, entonces, podríamos comenzar a vivir en una vida más humana y de equilibrio.
“Los signos del reino de Dios se manifiesta en todo momento que usted y yo ponemos signo de justicia o santidad, cuando amamos cuando crecemos, comprendemos, cuando perdonamos , cuando somos capaces de vivir con el sudor de nuestra frente y cuando tratamos a cada hombre cada mujer sin pedirle curriculum de si es santo o pecador si es prostituta y si es un hombre de bien, cada hombre independiente de su condición es mi hermano y por lo tanto tengo que acogerlo, amarlo y ayudarlo a que se levante aquellos que se han caído y, que lo que están lejos se acerque.”
Dijo que la gente ha impedido que el corazón pueda ascender que trate esa relación profunda sobre lo natural con Dios, pero el que saca a Dios de su propia vida tampoco va amar y a comprender y a ser responsable de las cosas temporales de este mundo.
“Hay dos realidades interesantísimas, y es la multiplicaciones de los panes ,está cerca de nosotros, no sana no valora, nos invita, nos acepta, nos llama, el mismo ángel antes de ir a la cruz y a la resurrección Cristo, quiso quedarse con nosotros y quiere alimentarnos con el pan que falta a la vida eterna para que podamos permanecer de pies, para que nos arrodillemos ante los ídolos, para que perseveremos haciendo el bien, y nos seamos injusto, para que tengamos la capacidad de hablar y sentirnos amados y entender que cada hombre es mi hermano.”