¿Quién teme a Virginia Wolf? Posiblemente los literatos, los cineastas y muchos y diversos públicos, pero ¿Quién teme a Donald Trump? millones dentro del cajón gringo y aún más de fuera del mismo ¿Quién ama a Donald Trump? Muchos, muchos, muchos también de ese cajón tan diverso y colorido de barras y estrellas, They love him! ¡Sure! media gringolandia lo espera, lo desea, sobre todo muchos blancos intensos, molestos, de ánimos radicales, tantos tiene en su puño que hasta su puñado de negros e hispanos tiene, One Coke please! Fue presidente, el dinero aúpa, el oro santifica, permite pasar de negociante a político, el salto no es nuevo pero ese fue de trapecista de circo, Hop! Hop! Quiere volver, lleva el ADN de la continuidad de todos los presidentes, la canción romántica lo dice: ¨y volver, volver, volver yo sé perder, yo sé perder, perder, perder¨, solo que Trump no lo sabe, no quiere, tiene mal perder, tiene mal carácter, es rabioso, One Angry Bird. Trump, el milagro, el que por dos centímetros no se vio truncado por un mosquito de plomo volador zzzzzzzzzzzzzz.
Zzzzzzzzzzzzzzzz casi, casi, casi. Almost! Almost! El Moisés salvado de las balas. Dios lo protege, lo ayuda, ahora es su socio pana, la bala lo hizo demócrata aun siendo hasta la médula republicano, el Van Gogh de la oreja sangrante que puede catapultar una reelección, ahora ya es capaz de sacrificar su vida por la democracia, Oh My God! Tremendo golpe de suerte, un premio gordo de la política en el país del magnicidio, Lucky Boy.
Trump el del peinado planchado hacia adelante como la cresta del gallo de pelea, The Cock! El siempre mal encarado, el de los gestos adustos. El prototipo macho de muchos norteamericanos, blanco bien blanco, rubio sin dudas, rico, rico, como el tío Gilito del Pato Donald, el de la piscina llena de billetes y monedas, Money, Money, Money. El chico rudo de campo, de cantina, o de fábrica. Trump se burla en público hasta de los discapacitados, no quiere inmigrantes, los detesta, los odia, se olvida que en su país los inmigrantes son todos, unos llegaron antes y otros después.
El mujeriego que paga prostitutas finas y les tapa la boca con el tape de millares de dólares, un silencio peligroso que vale mucho y romperlo puede costarlo todo. El condenado por los tribunales por 34 delitos pero que puede seguir aspirando en un país que lo aspira todo, dinero, petróleo, gente, sueños, Not Guilty. El que alienta el asalto masivo al Capitolio con sus cinco muertos de rédito y sigue tan campante como el whisky aquel, Go Ahead! Si gana otra vez God Save America… y a nosotros de paso. Bye