Esto de que nada te huele y todo te hiede, o ¨jiede¨ en habla callejera, me parece que es una expresión puramente dominicana y debo reconocer que me encanta. Solo la he oído es este país de léxico tan simpático y tan creativo de vocablos populares, nunca la sentí decir en España, y no sé si en otros lugares vecinos y tan cercanos a nosotros en distancias y personalidades como Cuba o Puerto Rico también la utilizan, pero sea como sea yo le doy la patente de invención dominicana, la tierra del chivo sin ley, del puerco no se rasca en javilla, del se conoce la cojo sentado y al tuerto durmiendo y tantas sabidurías coloquiales más.
Esta expresión, la del hiede y huele cabe en siete cortas palabras pero encierra varios tomos sobre todo de piscología, y también de sociología, de antropología, de pedagogía y si me apuran hasta de agnotología, polemología y nefología que no sé bien lo que significan ni para qué se utilizan, pero eso de oler y heder es una verdad de cajón, de esas que se dan todos los días y en todos los lugares
Y es que hay personas, y no pocas, a quienes en verdad todo les hiede, la comida no está buena, le falta sal o tiene demasiado cilantro, la película era un toyo pues el protagonista habla mal, ese vestido era feo, tenía demasiado vuelo, Fefita es insufrible no hay quien la aguante, Manolo es un atorrante solo dice tonterías, este jabón no hace espuma suficiente, que ruido tan molesto, ese cantante es famoso pero le falta voz.
Y también nada en este mundo les huele a bueno habiendo tantas fragancias maravillosas en la vida, las rosas sobre todo si están enamoradas, los recíprocos besos amantes, las batatas recién asadas, o los helados de vainilla en días mucho calor. Claro está que sabemos que todo el monte no es de orégano, la vida real es una combinación de experiencias y cosas con olores buenos y malos, hay aromas de lirios blancos del valle o fragantes campos de lavandas y asimismo pútridos de basureros o hediondez de ratones muertos, y hay que saberlos distinguir y aceptarlos para no caer ni en un continuo lirismo ilusorio irreal ni en un pesimismo perenne igualmente irreal.
Y además estas personas del huele y hiede son excusólogas de primera clase, sacan justificaciones debajo de la manga o del sombrero del mago para todo. No voy al cine porque va a llover, no salgo hoy porque tengo un agotamiento terrible, no bailo porque me duele el pie, no leo porque tantas letras juntas me cansan la vista. La excusa es la justificación fácil y rápida, la estocada que esgrime el espadachín de hiede para rechazar con lo propuesto.
Yo creo que estas personas actúan de esa manera porque en esencia son lo que hoy llamamos negacionistas, como los que aún no creen la redondez de la tierra y promueven que es lisa como una hoja de papel, la evolución milenaria del hombre y de sus primos los animales, el haber llegado los gringos a la luna y pisado su árido suelo, o la acción curativa de las vacunas y otras medicinas que salvan tantas vidas como se ha demostrado recientemente durante la pasada pandemia del Covid19.
Estas personas de carácter y sangre contradictorios tienden a ver las cosas por el lado oculto de la luna, sean las que sean, suelen ser pesimistas por naturaleza, discutidoras empedernidas las más de las veces sin sentido, sin empujes notables en sus vidas y por eso en vez de ser positivas, emprendedoras, de hacer propuestas creativas se refugian en el muro del monosílabo NO. No esto, No aquello, No lo otro, No lo de más allá, y en sus negaciones llegan hasta extremos penosos.
Yo, que no soy psicólogo ni psiquiatra, pero sí un atrevido disparatoso me arriesgo a decir que este tipo de comportamiento se da sobre todo por dos motivos principales. El primero es que no se tiene la capacidad de razonar lo suficiente, ni para admitir algo que puede molestarlos pues no les da su razón y no quieren o no pueden cambiar así sus constructos ya interiorizados.
Cambiar es una palabra fácil de decir pero difícil de asimilar y practicar. Lo vemos en lo complejo que es adaptarse a las nuevas tecnologías o los patrones de conductas sociales.
El segundo al negar o ponerlo todo en duda les da la supuesta ventaja de que hay que discutir con los ¨ jiede¨ y convencerlos, negociar con ellos y de paso al contradecir quieren aparentar que lo saben todo, si niego que la tierra redonda es porque Sé que la tierra es plana, no se ha llegado a la luna porque Sé que no la pisaron y así se creen más listos u sabios que los demás.
Bueno, si ustedes se encuentran con los nada huele ni nada hiede combátalos con sus mismas armas. Díganles que NO les interesa hablar con ellos porque NO van a perder su tiempo. Y si por casualidad usted es uno de ellos…NO lea este escrito porque NO va a estar de acuerdo.
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