Para comprender mejor nuestro estado sanitario actual es conveniente compararlo con el que prevalecía a la caída del régimen de Trujillo. Lo consideramos así porque durante esas tres décadas el aislamiento de los dominicanos fue absoluto. Casi fuera del alcance de las enfermedades del exterior.
Ajusticiado Trujillo los compatriotas contemplaron azorados lo que se revelaba como un Nuevo Mundo y fue exhibida con crudeza nuestra real condición sanitaria, eran comunes las formas extremas de la desnutrición y del parasitismo intestinal.
En los reportes de laboratorio no estaban ni la giardia ni la ameba: solo lombrices y uncinarias, que sumadas a la ingesta insuficiente de calorías y proteínas y producían cuadros clínicos característicos especialmente en los niños: vientres abultados, caritas de “De Viejo”, palidez terrosa, o extremidades hinchadas, rojizas, exudativas.
La obesidad y el sobrepeso infantiles, ahora tan comunes, estimulados por los alimentos ricos en azucares e hidratos de carbono, no eran frecuentes. Tampoco la hoy epidémica Diabetes, pues la escasa cantidad de vehículos hacia que todos camináramos, y camináramos mucho.
La posesión de un arma de fuego sin autorización durante la Era de Trujillo era un delito gravísimo; solo los militares las tenían; como consecuencia eran mínimas las heridas o muertes por dichas armas, los hospitales solo recibían heridas por armas blanca. Ahora cada ciudadano tiene un arma de fuego: para protegerse o para ofender. se compran según el gusto de cada cual; pistolas, fusiles, ametralladoras… Lea los diarios y compruébelo usted mismo.
Un motivo común de consulta eran las enfermedades bacterianas de la piel: furúnculos, abscesos, “nacios”, úlceras de pierna. Los parasitos intestinales, la desnutrición, la carencia de calzados eran factores predisponentes. Sepan los jovencitos de muchos de sus compatriotas andaban descalzos… por no poder comprar un par de zapatos.
Los pocos vehículos de motor hacían que fueran escasísimos los accidentes automovilísticos; En los campos caminaba usted o se desplazaba en caballo, mulo o burro. Estos burros tenían fama de traicioneros, y mordían en el momento mas imprevisto al descuidado conductor. Eran los accidentes de transito…
Como patología muy frecuente estaba la Tuberculosis pulmonar; en cada cuadra podían contarse muchos casos. Los enfermos eran muchas veces recluidos en habitaciones construidas al fondo del patio. Medida drástica pero comprensible, pues los tratamientos eficaces no estaban al alcance de todos.
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