En los últimos años se han originado muertes de reclusos en el interior de la fortaleza Duarte, que por el silencio que han exhibido las autoridades carcelarias sobre las mismas, han levantado interesantes reacciones de sus familiares.
El caso más reciente correspondió al joven Basilio Concepción, alias Delvy, quien presuntamente y a juicio de las autoridades, ingirió una sustancia desconocida con fin suicida.
Se ha hecho costumbre en el sistema carcelario las muertes de personas privadas de su libertad, en su mayoría supuestamente por envenenamiento y de manera socorrida por ahorcamiento.
Con la muerte del joven Basilio Concepción, quien cumplía una condena de 20 años en la fortaleza Duarte, los funcionarios de la Dirección Nacional de Prisiones y de la Procuraduría General de la Repùblica, debieran sentar un precedente, disponiendo una exhaustiva investigación para determinar si actuaron manos criminales.
En caso que no se proceda en el citado caso, las muertes inesperadas en el sistema carcelario seguirán produciendo y sumando interrogantes, en su mayoría que terminan arrojando que militares a cargo cobran peajes para asesinar a personas, que por diversas maneras cumplen condenas por homicidios y violación de menores de edad.
Esperamos respuestas de las autoridades…