La escena trascurre en un país que no es el nuestro. En una mesa de conferencias, con su clásica botella agua de marca reconocida, y varios folios entreabiertos, los ministros de aquel próspero gobierno repasaban, en actitud muy seria, la situación del país. El Presidente, como era natural, habló primero: Un comentarista de televisión dijo anoche que el país está a oscuras, ¿Qué dice el Ministro de Energía? Señor Presidente, respondió el aludido, esos comentaristas son de la oposición, puedo asegurarle que en mi casa siempre hay luz, además de estar en el circuito privilegiado, tenemos dos potentes inversores y dos plantas de 150 kilos cada una. ¡Eso son calumnias, señor Presidente! Entonces, eso está bien, dijo el mandatario.
Ministro de Educación, hay un comunicador en la radio diciendo que el asunto de a cultura está muy mal ¿Es eso cierto? Señor Presidente, respondió solícito, ya sabe lo lengua suelta que son los locutores…la educación aquí es de una excelencia académica envidiable, sin ir más lejos, mis seis hijos están matriculados en un carísimo colegio bilingüe muy reconocido, y pronto irán a una prestigiosa universidad inglesa. ¡Ah, bueno, eso me tranquiliza! respondió con benevolencia el Presidente.
¿Y la salud? volvió a preguntar el Presidente, dicen unas encuestas que estamos en los peores lugares del planeta ¿Qué dice al respecto el Ministro de Sanidad? Señor Presidente, contestó sonriente el interpelado, ya sabe lo manipuladores que pueden ser los sondeos, la verdad es que la sanidad está en mejor momento, vea un ejemplo, el otro día tuve que internar de urgencia a mi cuñada y con la ambulancia aérea, en dos horas ya estaba en un hospital del extranjero atendida por los más prestigiosos doctores. El presidente, satisfecho con la respuesta, volvió a la carga.
Ayer me leyeron un artículo que se refería a la poca cantidad y remuneración de los empleos en nuestra república, ¿Qué tiene que decir el Ministro de Trabajo? Señor Presidente…si nos lleváramos de la prensa…!esos libelos! … mire, mi hermano, mi suegro y seis primos trabajan en mis dependencias y ganan unos sueldazos enormes y las condiciones laborales son excelentes, vacaciones a cada rato, yipetas, regalías, dietas, bonos, ascensos… Eso está muy bien, contestó el Presidente.
También me dijo un indigente, no se como pudo acercárseme, continuó, que había mucha pobreza y hasta miseria en todas las esferas de nuestra sociedad ¿Es cierto eso, Ministro de Economía? ¡En absoluto, señor Presidente! respondió enfático el ministro, eso es el delirio de un demente senil, puedo darle mi testimonio personal, soy multimillonario con buenas cuentas en diferentes paraísos fiscales, sin contar múltiples inmuebles en las capitales europeas más importantes, y mis colegas, pueden ratificar lo mismo. Eso es bueno, comentó el Presidente, que la pobreza esté por fin erradicada.
¿Y qué me dice el Ministro de Fomento? hay un blog que nos ataca diciendo que no se emprende nada, ni el campo, ni la industria…señor Presidente ¿Quién puede llevarse de esos blogeros? son unos vagos y unos difamadores, mire, estamos impulsando todo, el mes pasado yo mismo compré una finca más de cincuenta mil tareas para la exportación de aguacates, e inauguré otra fábrica mía dedicada al proceso de alimentos orgánicos.
Así continuaron revisando otras carteras ministeriales, y una vez concluida la reunión a la satisfacción de todos, pasaron al opíparo banquete que tenían por costumbre para celebrar lo bien que marchaba esa nación. Volvemos a repetir que la reunión trascurría en un país que no es el nuestro. Ni siquiera parecido.