En la presente semana en el pueblo haitiano, los integrantes de bandas delincuenciales, en medio de peajes que han montado en las principales carreteras, han asesinado a más de 200 personas, entre ellos una mujer embarazada que viajaba en un minibús entre Puerto Príncipe y Saint-Marc.
La actuación inhumana de las bandas, que tienen nombres y apellidos, ha provocado que la Red Nacional para la Defensa de los Derechos Humanos de Haití, decidiera llamar a la ciudadanía a armarse con machetes y cercenarle las cabezas a los pandilleros.
Vistos los violentos hechos de la presente semana, confirman ante el mundo, que las tropas armadas enviadas allí desde distintos países, han terminando siendo un fiasco en rescatar la seguridad en la hermana nación, que por muchos años sus recursos naturales fueron pillados por empresarios norteamericanos.
En consecuencia, esa inocultable inseguridad que vive la sociedad haitiana, provoca a diario que miles de ellos huyan a países vecinos, figurando la República Dominicana en primer orden.
Las potencias que en los últimos años han intervenido de manera militar al pueblo haitiano, supuestamente para imponer allí la disciplina y el orden, tienen que admitir que han fracasado en sus propósitos y que en lo adelante si quieren parar la ola criminal, rediseñar sus programas a desarrollar en el plano militar y social.