Los países del mundo experimentaron un cambio en su diario vivir durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, la caída del muro de Berlín, derrumbe de las Torres Gemelas y la invasión militar de los Estados Unidos a la República de Irak.
El caso mundialista más reciente lo constituyó la pandemia del Coronavirus, que llevó a las tumbas a millones de personas, incluyendo una veintena en esta ciudad de San Francisco de Macorís, entre ellos el periodista Pedrito Fernández y el profesor Víctor Batista.
Se presagia algo similar en los países del mundo, tras la juramentación en los Estados Unidos de su nuevo presidente, el cuestionado empresario, señor Donald Trump, quien carga a su espalda condenas judiciales por varios delitos.
Es que este señor durante su campaña y después de su campaña, se destapó con anuncios, como deportar a todos ciudadanos que viven de manera ilegal en su país, hacer suyo el Canal de Panamá y endurecer las oprobiosas y criminales sanciones contra Cuba, Venezuela, Nicaragua.
Si es por el decir y el “desequilibrio emocional” que exhibe el señor Donald Trump, sin dudas habrá cambios en muchos países del mundo en su economía y ejercicio político y social, de los cuales no se puede excluir a la República Dominicana.
Pero dicen nuestros viejos en las comunidades del campo, que “una cosa es con guitarra y otra es con violín”.