Por Ramón E. Durán
Cuando en un país la gente considera que las cosas no marchan bien, buscan alternativas en espera de que mejoren, que es lo que ha sucedido en Estados Unidos con la elección de Donald Trump, que vuelve a la presidencia de ese país después de superar situaciones polémicas y conflictivas, y la manera errática en que se ha manejado el Presidente Joe Biden, quien ha posibilitado el regreso de Trump a la Casa Blanca a partir del 20 de enero del 2025.
Muchas razones que influyeron para la victoria de Trump, principalmente fue el disgusto del pueblo norteamericano por los miles de millones gastados patrocinando la guerra en Ucrania y la represión a las protestas estudiantiles por el genocidio de Israel en la Franja de Gaza, que también patrocina Estados Unidos, así como de permitir la entrada indiscriminada de inmigrantes ilegales sin antes conocer sus antecedentes penales, lo que ha aumentado la inseguridad con hechos delictivos en las grandes ciudades de la nación.
Por su condición cognitiva el Presidente Joe Biden no debió presentarse como candidato a la reelección, y tuvo que renunciar a sus aspiraciones por la presión que recibió de la alta dirección del Partido Demócrata, y hubo poco tiempo para que la sucesora Kamala Harris se posesionara proyectando su imagen en el electorado. En las pasadas elecciones los estadounidenses utilizaron las urnas para enviar un mensaje de rechazo a la política de los demócratas, pensando que Donald Trump puede hacerlo mejor.
Sorprende que un político que se «burló» de la justicia en un país con una justicia sólida como Estados Unidos, que fue sometido a múltiples juicios penales y civiles, acusado de corrupción, por la evasión de impuestos, robo de documentos públicos, que fomentó el odio y pisoteó el orden constitucional, soborno a prostitutas, acosos sexuales, de haber incitado a sus seguidores a asaltar el Capitolio en enero del 2021, con ese prontuario delictivo fue “premiado” como el Presidente del país más poderoso de la tierra, lo que indica que el pueblo norteamericano y sus políticos del Partido Demócrata deben revisarse, porque con esos antecedentes delictivos, en cualquier parte del mundo una persona común y corriente es considerada un vulgar delincuente que puede ser condenado hasta 20 años de prisión.
El exgobernador del Estado de New York Andrew Cuomo renunció al cargo en agosto del 2021 después de ser acusado de acoso a prostitutas. También el actual alcalde de esa ciudad Eric Adams será llevado al “banquillo” de los acusados por los delitos de recibir sobornos y donaciones ilegales en la campaña electoral donde fue elegido alcalde.
Sentimos el temor de que después de Donald Trump haber sido zarandeado por encontrarlo culpable y llevarlo a la cárcel, regrese al poder con sed de venganza y mediante una cacería de “brujas” donde el propio Joe Biden y cercanos colaboradores podrían terminar presos. Además, es peligroso que con el poder absoluto Trump pueda cambiar la Constitución y convertirse en dictador. Los inmigrantes, principalmente hispanos, están en la “mirilla” de Donald Trump, quien ha manifestado su desprecio principalmente por los hispanos, los que podrían ser despojados de su estatus legal y deportados por cualquier delito menor.
En política no siempre lo que se promete en campaña se cumple luego de logrado el objetivo. Si Donald Trump logra convencer a Benjamín Netanyahu para que detenga la masacre en la Franja de Gaza y menos participación de Estados Unidos en la guerra que mantiene Rusia y Ucrania, pensaríamos que “valió la pena” su elección. Los inmigrantes que votaron por Donald Trump desesperados porque también sienten los efectos de la crisis económica tal vez no “amolaron cuchillo para su propia garganta”. Es importante saber lo que tiene en agenda el futuro inquilino de la Casa Blanca para ampliar y mejorar las relaciones políticas y económicas con el resto de América, en especial Cuba, Venezuela y Nicaragua.