Una de las dichas más grande para una mujer, es vivir el milagro de dar vida, su cuerpo se convierte en la primera cuna del ser que llega a este mundo, una maravilla que refleja el amor de Dios, señal divina que ha sido otorgada solo a la mujer. Cuando ella decideser madre, ya sea planificado o no, esta consiente de la responsabilidad que esto implica, aún así, lo acepta por el hecho de pensar que la naturaleza le brinda la oportunidad de tener un hijo, algo tan propio de ella, como un pedacito de su ser, pero una mujer jamás imagina que al convertirse en madre, va a conocer el amor más puro y grande que se puede sentir.
Una mujer que se convierte en madre sufre una enorme transformación de ser una hermosa y frágil mujer, a poseer una fuerza interior que la hace sentir resistente a todo, es flexible, pero fuerte como el árbol de bambú aprende a dejarse mover del viento de aquí para allá, sin embargo no permite que el viento lo arranque, tampoco que lo quiebre, aunque viene y va se mantiene firme y entero. La mujer al ser madre, aunque la vida le presente todas las dificultades para mantener sus proles bien y a salvo, esvaliente y firme, símbolo de amor, pero al mismo tiempo de fortaleza, es como una fusión de dulce y amargo, cuando tiene que mostrar ese lado tierno, suave, cariñosa y sutil con sus vástagos y seres queridos es una delicada flor, pero cuando tiene que defender el derecho o la vida de sus hijos se convierte en fuerza viva, es amor y fuego, ella sabe identificar cuando debe florecer o encender.
Cuando es bendecida con un embarazo, empieza a amar ese pequeñito ser, desde que sabe que está ahí, le habla y acaricia en su barriga, como buscando tocarlo. Asimila que este proceso implica muchos cambios para su cuerpo y aún así, solo pensar en ese bebé la llena de valor para enfrentar todo lo que llegue, y el gran día que tiene ese hijo entre sus brazos, su mundo se detiene, su corazón palpita queriendo salir de su pecho, ella sabe que su vida dará un giro diferente a partir de ahí, pero acepta y se compromete,decide ser madre, solo con el beneficio de tener esa criatura y asegurarse de que nada le falte, procurando suplir sus necesidades físicas y emocionales, así inicia a dejar de cubrirse para abrigar a su hijo, poniendo en pausa sus sueños para dar paso al brillo de su creatura, conviniéndose en su ángel protector. A partir de ahí cada sueño que su hijo logra es un palpito de alegría en su corazón.
La tecnología y estudios científicos han demostrado que durante el embarazo ocurre un intercambio celular y genético entre la madre y el feto, alojándose en los órganos de ambos, es decir en el corazón de una progenitora se alojan células del feto y viceversa, quizás esto sostiene el hecho de que exista un amor tan desinteresado, profundo y tierno entre la progenitora y sus proles.
No es fortuito que cuando algo nos aqueja o en medio de sentimientos amargos que a veces llegan, solo se piensa en correr donde mamá, y con solo conversar y escuchar sus sabios consejos ya se levanta la mirara y ese problema tan enorme se observa desde otra perspectiva, y ya seas niño o adulto sales de la casa de mamá fortalecido, renovado y lleno de esperanza.
El laso de madre e hijos es tan fuerte que trasciende, aún ausente de un cuerpo físico que usas para guardar su alma, un alma que tiene una fuerza incalculable para amar, un amor inmaterial, excediendo límites que como humanos no podemos entender, aún sin verse, no estando en el plano terrenal, una madre ama tan fuerte que se siente, se siente su aroma, se percibe su esencia, un susurro que solo el corazón puede identificar, su aura emocional transmitiendo esa tranquilidad inexplicable, esa calma y quietud de saber que aunque estemos enfrentando turbulencias eso pasara y todo estará bien, hechos que suceden en la vida que sabes y sientes que esa progenitora, con un amor eterno que te cuida y hace milagros en tu vida.
Definitivamente el amor de madre es extraordinario, es un ser tan completo que merece ser reconocida y celebrada todos los días de su vida. Felicidades y gracias por dar tanto y ser tan especial.