En lo que va de 2025, más de 50 mujeres han sido víctimas de feminicidio en la República Dominicana, según cifras preliminares de organizaciones de defensa de los derechos de la mujer. Son historias repetidas de confianza rota y vidas arrebatadas por hombres que confunden el amor con posesión y control.
Hoy la sociedad vuelve a estremecerse con la trágica muerte de Josefina Tavárez, de 35 años, quien deja tres hijos en la orfandad, una familia destruida y una comunidad marcada por el dolor. Aunque residía en Carolina del Norte, Estados Unidos, Josefina era oriunda de La Joya, San Francisco de Macorís, donde pasó su infancia. Su madre le había advertido sobre el carácter violento y celoso de su pareja, pero sus temores lamentablemente se hicieron realidad.
La historia de Josefina refleja un patrón que se repite: hombres que inician relaciones mostrando frases aparentemente románticas “eres mía”, “me perteneces”, pero que en realidad esconden control, celos y violencia. Detrás de esas palabras se esconde una mentalidad posesiva que termina por deshumanizar a la mujer y, muchas veces, arrebatarle la vida.
En un video que realicé recientemente, con el propósito de concientizar sobre este flagelo, narré las historias de mujeres que ya no están, con la esperanza de que quienes atraviesan situaciones similares puedan reconocer las señales de alerta y buscar ayuda a tiempo. Ningún temor ni el “qué dirán” debe pesar más que la vida misma.
El feminicidio no solo deja víctimas mortales; deja huérfanos, familias destrozadas y comunidades heridas. Cada caso representa un fracaso social que exige respuestas urgentes en prevención, educación y protección.
Como sociedad, debemos correr la voz y frenar estas tragedias. Las señales de celos extremos, aislamiento, control sobre amistades y familiares, así como amenazas, no deben ser ignoradas ni justificadas como muestras de amor.
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