El presidente del Partido Humanista Dominicano (PHD) acusó al Partido de la Liberación Dominicana y su gobierno de instaurar una dictadura maquillada de democracia, al aprobar de manera unilateral y sin ningún otro consenso que no sea el de su misma bancada peledeísta, la ley de partidos políticos en primera lectura.
El licenciado Eléxido Paula Liranzo, indicó que los diputados morados le pasaron por encima al artículo 112 de nuestra Constitución que establece, entre otras cosas, que “Las leyes orgánicas son aquellas que por su naturaleza regulan los derechos fundamentales…” entre estos derechos está: “El régimen electoral” y que “para su aprobación o modificación requerirán del voto favorable de las dos terceras partes de los presentes en ambas cámaras”.
Llama a suspicacia y crea un profundo cuestionamiento y sabor amargo que el PLD rechace en esta ley la regulación, origen y montos de financiamientos del sector privado y dé rienda suelta al no control y fiscalización por parte del Estado a los recursos que se manejen en las campañas electorales.
El presidente del PHD tildó de decepcionante, descarada, avasallante, absurda y poco transparente el atropello y mutilación que han hecho los diputados del PLD a la Constitución Dominicana, cercenando incluso el derecho de igualdad de género, desestimando el 33 por ciento de participación de la mujer en las candidaturas congresionales y municipales.
El catedrático de Derecho Constitucional planteó que lo primero que el Congreso Nacional, a través de una comisión bicameral debió y debe hacer, con el concurso de todos los partidos políticos y demás sectores de la sociedad es modificar la ley electoral 275-97, para evitar las contradicciones, suplantaciones y lagunas tanto en el articulado y contenido de esta ley como la ley de partidos políticos en cuestión.
Paula Liranzo sentenció que una ley tiene necesariamente que acogerse a las prerrogativas y previsiones constitucionales, de lo contrario sería declarada inconstitucional y nula de pleno derecho, refiriéndose, por supuesto, a la transgresión hecha a la Constitución Dominicana por los diputados peledeístas, al aprobar en primera lectura la ley de partidos políticos.