Desde 1993, cuando fue firmado al profesionalismo procedente del bachillerato, Alexander Rodríguez Navarro ha tenido una carrera histórica, grande y complicada a la vez, digna de ser analizada.
Alex ha sido posiblemente el jugador estrella “seleccionado” para pagar el precio por un pecado del que todos, desde el retirado Comisionado Bud Selig hasta el más humilde recoge bates, sabían lo que se movía tras el uso de estimulantes en todas sus vertientes.
El jugador de origen dominicano ha pasado por cuatro etapas claves en su carrera, iniciando con Seattle, donde comenzó a rutilar su estrella. En ese conjunto estuvo hasta el año 2,000.
El segundo escalón consistió en firmar los dos contratos más jugosos de la historia del béisbol, hasta la firma el pasado año del contrato de Miguel Cabrera con Detroit, uno por 250 millones de dólares con Texas y otro de 275 con los Yankees, iniciando el uso de esteroides a partir del 2001.
La tercera etapa en la vida deportiva de Alex vino plagada de lesiones, consumo de HGH (hormonas de crecimiento en diferentes formas) y el descarrilamiento de su vida personal, convirtiéndose en un hombre de mundo, de la farándula, la vida loca y el dispendio, peleando contra el mundo y su propia arrogancia.
Con un talento innato, Rodríguez pudo ser un jugador limpio, de 450 jonrones, sobre 2500 hits, varios Guantes de Oro y un promedio cercano a los .300, diría 30 cuadrangulares, 100 remolcadas con regularidad. El atractivo, el poder, la influencia de ser el mejor jugador del mundo lo llevaron a probar los más avanzados métodos de hormonas de crecimientos, incluso se fábula que era un animal de laboratorio.
Cuando hablamos de esteroides, la gran mayoría consentía el uso de todo tipo de estimulantes, claro, no estaban prohibidos en el béisbol, se podían adquirir en cualquier farmacia con una simple receta, como se compra un calmante para la gripe.
En todo caso, hubo jugadores mediocres que tuvieron años excepcionales, como Brady Anderson y sus 50 jonrones en 1996 (no disparó más de 24 en ninguna otra temporada, de 15 que estuvo en MLB), mas, los esteroides no enseñan a batear, correr o fildear, de ser así Ozzie Canseco y Jeremy Giambi hubieran sido estrellas del béisbol.
Volviendo a Alex, ha sido 3 veces MVP, 14 All Start, 12 Bates de Plata, 4 premios Hank Aaron, 2 Guantes de Oro y el único con 14 estaciones de 100 o más remolcadas, todas al hilo.
Veamos los jonrones e impulsadas de Alexander Rodríguez, antes y después de declararse confeso usuario de testosteronas y otras hormonas,
1996 36-123 2001 52-133
1997 23-100 2002 57-125
1998 42-123 2003 47-124
1999 42-110 2004 36-112
2000 41-134 2005 48-124
– 2006 35-113
– 2007 54-143
– 2,008 35-104
Los primeros cinco años promedió 37 jonrones, 118 remolcadas, a partir de ahí 46 cuadrangulares y 122 impulsadas, coronando con el 40-40 en 1998.
Desde el 2000, a sus 25 años, cambió de un estadio difícil para bateadores como el Safeco de Seattle a dos más favorables. Su poder aumentó obviamente, claro el talento nunca le ha faltado.
La cuarta etapa iniciará este año con los Yankees, con la ausencia del Capitán América, respondió, cuando los fanáticos en el George Steinbrenner Stadium comenzaron a corear “Jeter, Jeter”, de manera muy diplomática, a sabiendas que su conjunto por los próximos tres años, garantizados por 64 millones más incentivos siempre y cuando no caiga en lo que hemos hablado, necesita un líder.
Dará sus buenos batazo, en ese tiempo luchará por limpiar su nombre y quien sabe, como sucederá con otros de los usuarios de HGH, si exista la posibilidad de que alcance el Salón de la Fama.
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