Por largos años la relación medico-paciente fue espontánea y lineal.
Simple; bipolar. El que padecía de algo buscaba el alivio o la curación en la persona cualificada para restaurar la salud.
Esta elección se sustentaba, en términos generales, en el prestigio o los conocimientos del médico, y en el estado social y económico del paciente.
Se “efectuaban” los “honorarios” -no pagos ni cobros- en sencillos contratos verbales.
Con la masificación de los servicios médicos aquella relación simple y llana fue transformada al incorporar un novedoso elemento: la Compañía Aseguradora, que estableció un triangulo en cuya cima está.
La Compañía Aseguradora: el ente que maneja a millones de “usuarios”.
Esta define, clasifica, circunscribe.
Delimita los servicios después de complejos estudios de variables y riesgos. Acopia infinidad de datos. Realiza encuestas. Establece los riesgos de salud de cada sexo, de cada edad, de cada oficio o profesión.
Es el Establecimiento que todo lo puede y que todo lo sabe sobre vuestra salud. Entrecruza variables inimaginables antes de dictaminar quien puede, en qué condiciones y con cuales restricciones, acceder a un Plan de Salud.
Las Tarifas pagadas a los médicos o “prestadores de servicio” son irrisorias y nunca ajustadas a los indices de inflación.
O lo tomas o dejas…No hay alternativa. “Congelan” la inclusión de nuevos especialistas, basados en poco conocidos indices de rentabilidad…en rendimientos… Y en verdad no son Asociaciones sin fines de lucro.
Sus límites estan establecidos por leyes económicas: que oferta y demanda, que Tasas de Rendimiento, que “vida util” en los prestadores, etc.
El antiguo paciente, ya usuario; el antiguo “padeciente”, lucha por conseguir o mejorar su salud: es derecho que le asiste, como ciudadano y como ser humano.
Tiene a veces que patalear mucho para obtener una cita cercana, comprar un medicamento o ser sometido a métodos diagnósticos de avanzada; por esta razón última casi inaccesibles por complejidad o costos. Como “Usuarios” todos queremos que nos traten con cortesía, respeto y consideración.
Que no tengamos que esperar mucho al “Prestador de Servicios”. Que su consulta sea minuciosa y detallada; tanto en la historia clínica como en el examen físico. Que se nos apliquen los metodos diganósticos más adecuados y complejos. Que se nos someta a los aparatos tecnológicos más sofisticados.
Que las mejores y más eficaces medicinas nos sean proporcionadas. Contínua.