Tengo que felicitar a David Collado, no por lo que haya podido llevar a cabo hasta el momento, en un par de meses escasos de gestión municipal, pues no hay tiempo suficiente para valorar lorealizado, además de que está en periodo de escobita nueva, y ya se sabe lo bien que barre cuando las fibras están sin desgastar, sino por haber destutanado al anterior alcalde que ya llevaba muchos años al frente de la capital, y la verdad es que su largo reinado dejó mucho que desear.
La ciudad fue un verdadero desastre en cuanto a los servicios básicos que se ofrecieron a los ciudadanos, además de auto cosecharse una imagen personal con una alta tasa de repudio, y se convirtió al final en una carga insoportable para la mayoría. Ahora, nada más subir al Ayuntamiento, David Collado ha comenzado una acción mediática indirecta sobre su persona en los medios masivos, y otra muy visible a través de vallas publicitarias ubicadas en buenos puntos estratégicos, y letreros colgantes como los de la antigua laguna de la Núñez de Cáceres, hoy llamado un tanto eufemísticamente parque ambiental.
Una campaña bien diseñada y con buenos mensajes, con motivaciones de cariño y amor para llegar al corazón, el trending motivacional que tanto se lleva ahora en la promoción de empresas y productos comerciales, el pedido de colaboración tan necesaria, o mejor dicho imprescindible, por parte de los ciudadanos, y de un llamado al sentido de pertenencia a una conglomerado urbano, el cual debe tomar toneladas de conciencia de lo que es vivir en sociedad.
David Collado sabe lo que es el poder de la comunicación porque en las pasadas elecciones en dos o tres meses de publicidad inteligente, arrasó con un poderoso contrario político, si bien si bien el factor rechazo de hacia su rival fue, a nuestro entender, se constituyó en un gran aliado de su victoria. Pero queremos señalarle de manera sana que tenga prudencia en sus estrategias de comunicación, y que no se deje llevar de manera fácil por el gusto de las campañas personales o institucionales que tanta popularidad como impopularidad pueden otorgar a sus protagonistas, según su uso sea correcto o incorrecto.
Regla de oro a tener en cuenta en todo lugar y momento: Hacer primero, y después decir, y decirlo sin excesiva fanfarria o altanería.. El punto de partida, tanto en el marketing comercial como en el político, es comenzar a trabajar por el producto, y después ya nos podremos ocupar de fabricar la marca.
Santo Domingo es una gran urbe, tan desorganizada, tan anárquica, que se ha convertido en un monstruo sin piedad, devorador todos los alcaldes que han intentado manejarla en los últimos años. Casi todo, por no decir todo, es un problema, sea o no competencia del Ayuntamiento, pero ya se sabe que la dedo malo todo se le pega. La recogida de basura –el verdugo de los alcaldes- las construcciones ilegales, las calles y aceras, el crecimiento desorganizado, el tránsito caótico, el ruido insoportable, la seguridad ciudadana, la corrupción municipal. Luchar contra todo ello requiere un esfuerzo titánico.
Y para el colmo de males, más de tres millones de habitantes, con demasiados de estos que cuando salen a la calle, dejan el hábito de buenas personas en su casa y se ponen los taparrabos de incivilizados tirando desperdicios, orinándose en cualquier lugar, montando un pulguero en cualquier avenida, cortando árboles de madera preciosa, poniendo talleres en las aceras, estacionando en sitio prohibido, saltándose los semáforos…ya este pandemonio lo sabemos de sobra, y en conjunto se produce de un paraíso que podrá ser, en una jungla donde solo los más avispados sobreviven.
Así que al nuevo alcalde le deseamos toda clase de suertes, porque las sus éxitos también serán los nuestros , y además le prometemos poner un granito de arena, o mejor un cubo lleno, de civilización y ciudadanía. Y cuidado con la publicidad, demasiado de ella puede llegar a empachar. Se lo dice un publicista.