La serie final del torneo LIDOM 2016-2017 ha tenido un cambio de color a medida que se ha ido desarrollando.
En los primeros dos partidos el picheo fue la diferencia. Apenas se fabricaron 13 vueltas (6.5 carreras por juego) en ambos encuentros (4-3 y 4-2), entendiéndose que el picheo sería el punto de referencia de la serie. En las siguientes tres fechas se ha producido un total de 37 carreras (12.3 por encuentro), incluyendo 15 y 15 en los juegos tres y cuatro.
Tan veleidosa como el mismo béisbol la serie comenzó de una manera y se ha tornado de otra. En los primeros tres partidos se entendía que las cosas serían fáciles para que las Águilas Cibaeñas lograran su tan anhelado campeonato 21 y empataran precisamente con sus rivales de turno los Tigres del Licey.
Las Águilas ganaron de manera convincente dos de los primeros tres encuentros, incluso su primera derrota fue batallada, llegando empate al octavo episodio y decidiéndose el juego por un error del inicialista importado Kennys Vargas.
Los Tigres, han estado peleando abajo y sacando sus garras desde el round robin. Se vieron contra la espada y la pared en el penúltimo encuentro de la semifinal, ganando los siguientes dos partidos. En la final las cosas no han sido diferentes para los Tigres. Una derrota en el cuarto juego los hubiera sacado mental y emocionalmente de competencia (estuvieron debajo 5-4 en el séptimo episodio de ese partido, fabricando 5 vueltas entre el séptimo y octavo capítulo).
La ofensiva azul ha sido la clave de sus últimos dos triunfos, agregando la gran faena de César Valdez. Los bengaleses han fabricado 16 vueltas en esos dos encuentros (totalizaron 11 en los primeros tres enfrentamientos) y su promedio colectivo ha subido a .316. Los bates azules han estado incontenibles, incluyendo a Juan Francisco, quien ha vuelto a ser el temible jugador de otros años desde que retornó al equipo en el round robin.
En los cuatro primeros partidos los equipos de casa salieron por la puerta grande, sin embargo ayer los Tigres blanquearon a las Águilas en el Estadio Cibao, en una muestra real de que la serie ha ido cambiando.
Falta mucho béisbol todavía. Las Águilas no tendrán a Jonathan Villar el resto del camino, el Licey no contará con Hanley Ramirez y ayer salió lesionado el receptor titular Austin Wynns. Los Tigres tienen el momentum, utilizando el término físico relativo a impulso, en la serie. Van a su casa con la ventaja, mientras las Águilas, igual que los Tigres en el round robin del año pasado, no habían tenido malos momentos en la postemporada.
La serie final ha estado muy interesante, llena de expectativas y, como era de esperarse entre estos dos colosos, cambiando de escenario y de color.
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