Las nuevas tendencias educativas, por la carga semántica del término, no deberían hablar de enseñanza, ese término encaja en la educación tradicionalista, donde el profesor es el que enseña todo y el estudiante quien aprende todo, vivimos en tiempos diferentes, donde el proceso de clases es un aprendizaje mutuo, tanto el maestro como el estudiante aprenden uno del otro. Vivimos en la época de la información, en un minuto el estudiante puede buscar en la internet lo que nos tomó año leer en los libros.
Cada quien es responsable de su aprendizaje, obvio, que si no tenemos las competencias para guiar, y se supone, platear temas críticos, problematizar el conocimiento desde sus distintas perspectivas sin caer en parcializaciones, mostrando los conflictos de los ideales, las distintas creencias, culturas, sin descartar o aprobar ninguna, empero mostrar la lucha de intereses que históricamente ha traído el conocimiento y que desde esa tensión del conocimiento el estudiante decida en qué o cómo pensar y creer, no conseguiremos estudiantes críticos y activos.
En palabras de Ana María Rodino, esto sería “Para poder involucrar al estudiante en el proceso de construcción de conocimiento “hay que enfatizar los procesos conscientes al abordar contenidos: analizar, demostrar, argumentar, matizar. Enseñar la toma de perspectivas diferentes frente a los conceptos y a los hechos, evitando la noción de verdades absolutas y las dicotomías simplificadoras. Problematizar el conocimiento. Esto es, mostrar las tensiones y conflictos (de intereses sectoriales, ideológicos, dudas, incertidumbres, etc.) que están presentes en el desarrollo de todos los eventos históricos y los desarrollos científicos y filosóficos”
A esto le agregaría, que las preguntas que se les hagan a los estudiantes, deben venir acompañadas de respuestas acondicionadas por sus circunstancias, esto evitaría que el estudiante se siga formando bajo los estigmas memorísticos con que lo han vendido haciendo. ¿De qué sirve saber que “Colón descubrió América” en el 1492? Solo es una información suelta, pero si por el contrario, la pregunta se hace con la intención de que el estudiante pueda hacer contraste, análisis, síntesis, y responda, cuáles causas socioeconómicas incidieron para que el viaje se diera, las relaciones de las que se valió Colón para realizar el viaje, todo de manera concatenada, el estudiante desarrollaría esquemas analíticos y teoréticos que con soltura y profundidad le permitiría formarse su propio concepto.
Es de suma importancia que se parta de la experiencia del alumnado porque ellos han experimentado una formación posterior que ha incidido significativamente en su personalidad, esto porque cada estudiante es producto de una familia, de una escuela, de la televisión, de su comunidad, de su hogar y de la calle. La educación debe recoger esas experiencias, para analizarlas, sistematizarlas, clarificarlas, y compararlas con los objetivos curriculares de su sistema educativo y así, emparentarlas y ponerlas a transitar bajo un mismo propósito: formar sujetos críticos y reflexivos capaces de adaptarse en una sociedad que está en constante cambio, y esto solo se conseguirá; repito, cuando al estudiante se le permita trabajar, vincular sus conocimientos con su contexto, y por consiguiente, solucionar problemáticas propias de la comunidad.