Era una noche de invierno en los tiempos de los eternos rivales Licey y Escogido y época de magníficos narradores como el As Féliz Acosta Núñez, Billy Berroa, Tomás Troncoso, entre otros y jugadores como Manuel Mota, los Alou, Rico Carty, Rafael Batista, Ricardo Joseph, Silvano Quezada, Elvio Jiménez y otros memorables beisbolistas. La serie final del torneo otoño-invierno de 1967-1968, la tradicional 7-4 la disputaron los Leones del Escogido y la Estrellas Orientales.
Las Estrellas lograron imponerse obteniendo la corona del torneo invernal y es, que yo sepa, la única que ese equipo ha ganado en toda su historia. Si no es así perdonen mi ignorancia y díganme en qué otro año conquistó igual trofeo.
Han pasado cuarenta y cuatro años, tiempo en que no se ha repetido la impresionante versatilidad que exhibió en el juego final el infilder boricua Chico Ruiz quien jugó las nueve posiciones.
En ese partido Chico Ruiz pitcheó, fue receptor, jugó en la primera, segunda y tercera bases, bateó y defendió los tres jardines derecho, central e izquierda.
Esta hazaña que protagonizó Chico Ruiz constituyó un espectáculo memorable, una hazaña que nadie ha superado, recuerda Mariano Frías en una colaboración que nos hizo llegar a la redacción de EL JAYA.