La vocación de ser maestro es muy hermosa y de suma trascendencia ya que en la medida que enseñamos ayudamos a los padres en el cumplimiento del deber, esta vocación requiere de dotes especiales de alma y de corazón, una preparación distinguida y un continuo deseo para renovarse, donde no debe existir la oportunidad de reinar la ambición, decisión esta que empaña una labor tan bella como la de enseñar.
El maestro que realiza su trabajo por vocación es capaz de transmitir un determinado saber, porque ha tenido la experiencia personal de ese saber y lo ha hecho suyo, además nuestros niños son más felices, obtienen mejores aprendizajes y aman mas su escuela, de esta manera aportamos a que los padres se interesen más por los aprendizajes de sus hijos, ya que en la medida que ven el entusiasmo y la dedicación de sus niños, para ellos seria imposibles defraudarlos y no les queda de otra que integrarse a la escuela.
La educación la hacemos los maestros que por vocación sabemos dar un testimonio coherente a nuestras propias vidas, somos en realidad formadores ya que transmitimos nuestras propias actitudes ante la vida, nos superamos y crecemos en nuestros anhelos, ambiciones y capacidades a través de nuestros alumnos, tenemos una gran capacidad de superación, con profunda vocación de servicio, que transmitimos a los niños a través de nuestros gestos, nuestras palabras y nuestras actitudes. Ser maestro por vocación debe ser nuestro proyecto de vida, ya que cuando realizamos nuestro trabajo de maestro por vocación y no por ambición nos convertimos en esa persona que escucha, que entiende, que sabe detectar alguna problemática y que otorga un buen consejo a tiempo, que fomenta y practica valores, que nunca realizaríamos cuando la ambición se apodera de nuestra decisión.
El maestro que realiza su labor por vocación tiene siempre amor por su profesión y una constante necesidad por continuar desarrollando sus habilidades y conocimientos para compartir con sus alumnos lo mejor de sí, a través de informaciones frescas y relevantes, elevando así la optimización del proceso enseñanza aprendizaje y de esta manera su labor siempre dejará huellas imborrables. Hoy más que nunca, nuestro mundo requiere de estos maestros, pilares para la educación y quienes a través de su compromiso, entrega y paciencia, hacemos del proceso toda una hermosa aventura.