“El que no dice la verdad, se hace cómplice de los mentirosos y falsificadores”
Charles Péguy
El zumbido estruendoso de los gritos de un pueblo hastiado de tantos actos de corrupción e impunidad en esta media isla, expresados vívidamente a través de la movilización cívica, pacífica y ordenada de la Gran Marcha Verde del Millón del pasado 12/08/18, aún continúan escarbando los oídos del Presidente de la República, sus funcionarios corruptos y los herederos de los Trujillo: los flamantes miembros del Comité Político del PLD. ¡El eco del pueblo se desparramó en el Palacio Nacional y tiene en continuo nerviosismo a los fugitivos de la justicia!
El gobierno más corrupto después del ajusticiamiento de Trujillo utilizó y siguió utilizando antes, durante y después de la imponente Marcha Verde del Millón diversos recursos propagandísticos, de amenazas, chantajes y represión para evitar: 1- el rotundo éxito de ese apoteótico acontecimiento de movilización social, y 2- ya logrado el éxito esperado, tratar de impedir que el eco del pueblo recorriera todos los rincones del país exigiendo con firmeza: justicia imparcial y severo castigo para todos aquellos involucrados en escandalosas acciones de corrupción. ¡Afortunadamente, el gobierno y sus vocingleros fracasaron en sus perversos propósitos!
La mitomanía o mentira patológica de la que se alimenta tanto la burocracia gubernamental como la del peledeismo, utilizando millones y millones de pesos de los recursos del Estado, es decir, de los bolsillos de cada ciudadano, a los fines de falsificar la realidad que vive la mayoría del dominicano, ya entró en desgaste.
El runrún del pueblo por intermedio de la Marcha Verde del Millón fue demandar una vez más un soberbio castigo para todos los que están involucrados en los millonarios sobornos de ODEBRECH, incluyendo por supuesto al Presidente de la República Danilo Medina y los presidentes que les precedieron.
La Marcha Verde del Millón, muestra significativa de un pueblo que anhela una profunda profilaxis del aparato judicial y el Ministerio Público; funcionamiento real de las instituciones y no dependencia partidaria como las cámaras legislativas; distribución con equidad de la Renta Nacional; entre otras legítimas demandas, dejó claramente plasmado un monumental deseo: la urgente necesidad de conformar un amplio Frente Político-social que combine la participación electoral con el firme apoyo a las demandas reivindicativas de los distintos sectores sociales, y desalojar del poder político a los actuales impostores.
Ese Frente Político-social debe levantar un Programa Mínimo que recoja las aspiraciones más apremiantes de la sociedad dominicana de hoy, en dirección a producir cambios políticos, institucionales y sociales que sirvan de plataforma para el despegue de un crecimiento y desarrollo con justicia social. En ese Programa no pueden estar ausentes: castigo ejemplar a los grandes corruptos y confiscación de todos los bienes descaradamente robados al Estado dominicano; porque no se trata, ni el pueblo quiere una vez más ¡borrón y sonrisa nueva!
El autor es maestro jubilado de la Escuela de Sociología de la UASD.