Sin ostentar protagonismo, pero si apego a la verdad histórica, como profesional del área que soy y sobre todo porque la “Historia es la realidad pasada reconstruida y explicada como ciencia; esto es, conforme a criterios científicos y metodológicos que hacen posible y factible buscar y exponer los orígenes los orígenes del presente del hoy…” . “ La Historia es una ciencia social; o, si se prefiere, es una de las ciencias sociales y humanas, caracterizada por su idoneidad para ofrecer al grupo humano su propia identificación, su orientación para la supervivencia dentro del contexto natural y cultural en que desarrolla su propia vida”, Jiménez Sánchez, José. Para Comprender La Historia, Navarra 1995. Pág.7
Op. cit. Pág. 8.
Expresa el autor más adelante que la historia no puede ser fábulas, leyendas, mitos varios, doctrina religiosa o discursos emotivos, sino claridad de los acontecimientos, mismos que deben reales, objetivos y expresados con apego a la verdad histórica y rigor científico.
Podemos definir a un obrero de diferentes maneras, una de ella es que es un trabajador asalariado que labora bajo las órdenes de un patón, es decir que vende sus energías o fuerza de trabajo a cambio de un salario. En el año 1968 ingresé, apenas diez años, como aprendiz de zapatería de banco en el taller de Concepción Núñez, ubicado en la calle Cristino Zeno, Casi esquina Papi Olivier, bajo las orientaciones del operario Tití de la Rosa y su ayudante Leo García (el Gordo). Dos Años después mi padre Cesar Alvarez Acosta me llevó a la Cooperativa de Calzado, mejor conocida como Cooproca, en la calle Salomé Ureña esquina San Francisco, a laborar con el Maestro Ángel Paulino (Villa) y sus ayudantes y Juan Tejada (Juancito el zancú), desaparecido durante los el gobierno bonapartista de los doce año que encabezó el Dr. Joaquín Balaguer, de los cuales guardo recuerdos empecedero.
En 1974, año en que junto a Radhames Polanco, Juan Vargas Lima y Secundino de León formamos el Club Gregorio García Castro, de parte noroccidental del Barrio Pueblo Nuevo, paso a laborar en Calzado Eugenito, (calzado de mujeres de Eugenio Ángeles, ubicado en la calle Luperón, luego ingresé como operador de Maquina de calzado en Calzado Gocalan, de Juanito Lantigua, (Zapato de hombre) ubicado en la Calle el Carmen, bajo las enseñanzas y orientaciones de un señor a de Puerto Plata apellido Escarramán, luego el carácter cíclico y de zafra de la zapatería me llevó a laborar en un pequeño taller de zapato de mujeres, en la calle Duarte casi esquina José del Orbe, propiedad de mis ex compañeros donde Eugenito, Hilario DE Jesús y Víctor López.
En 1975, la crisis de la zapatería me llevó a laborar por breve tiempo en una fábrica de calzado (zapato de mujeres) de Héctor Paula y Nicolás Ureña, ubicada en la calle José del Orbe, esquina Billini. Posteriormente con puro la flecha, en la pangola, para luego partir como un aventurero hacia Santo Domingo en 1976, donde después de tres semanas buscando trabajo, ya al borde de la desesperación y el regreso, conseguí trabajo en calzado La Nacional de la Avenida Real de Villa Duarte. Aproximadamente un mes después, con la experiencia que había adquirido con el Maestro Escarramán, ingresé como operario de máquina de calzado en la fábrica calificada como productora del mejor zapato de hombre de la época, Calzado Cueli, ubicada en la calle 29, esquina Paraguay, del Ensanche La fe de Santo Domingo, allí gané un salario de 24 pesos semanales, de los cuales recibía 20 pesos, porque nos descontaban 4 pesos por la comida.
La vida me presentó la prueba de seguir estudiando o ser obrero, ya que inicie en septiembre de 1977 el primer grado del bachillerato, en el Liceo Fray Cipriano de Utrera (diurno se llama Panamá) y a final de diciembre no había recibido más de cinco clase, debido a los apagones y a que cuando había energía eléctrica, después de la segunda o tercera hora, se decretaba “movilización contra los apagones y la represión“. El 24 de diciembre regreso a San Francisco de Macorìs, al contarle a algunas amigar lo que me había pasado con la falta de docencia, estas me motivaron a quedarme aquí y se comprometieron a ayudarme a copiar la clase del cuatrimestre que terminaba en enero, así lo hicieron y logré terminar al bachillerato en tres años.
En febrero del 1978 inicié trabajo como operario en Calzado La Macorsana, propiedad de cinco antiguos socios de Cooproca, Luís Safadí, Luís Domínguez, José Antonio, Pablo Gómez y José Morel donde estuve laborando hasta que el primero de septiembre de 1980 fui designado como profesor en el Liceo La Peña, actual Pedro Francisco Bonó, dejando la Zapatería en un momento en que me ganaba entre 40 y 60 pesos semanal para viajar tres dias a La Peña donde ganaba 70 pesos (58 reales) cada mes. Si esto no es ser obrero, alguien debe explicármelo.
En 1981, me eligieron en una plancha que encabezó el Profesor Ángel Mendoza, liderada por Roberto Santos, como miembro del Comité Municipal de la Asociación Dominicana de Profesores donde permanecí por dieciséis años, ocupando diferentes cargos, incluyen la Secretaría General Municipal y miembro del Comité Ejecutivo Provincial y el Comité Ejecutivo Nacional, este último por dos períodos.
Partiendo de que un líder sindical es una persona que participa en la organización sindical modelando su futuro, que es capaz de inspirar a las personas a su alrededor, de realizar cosas difíciles y de probar cosas nuevas, simplemente significa andar para adelante, (Peter Senge. Quinta Disciplina http://emprendedoresnews.com/tips/gurues/que-es-ser-el-lider.html) el primer líder sindical que ascendió a la dirección del Centro Universitario Regional del Nordeste fue Roberto Santos Hernández, que también fue zapatero, pero por breve tiempo. Y el primero que llegó a la dirección del hoy Recinto Universitario, habiendo compartido la condición de obrero y líder sindical, obedece al nombre de Rafael Alvarez Castillo.
Esa es la verdad monda y lironda, como decía el Profesor, co-fundador de nuestro Recinto Universitario Dr. José Amado Camilo Fernández.
*El autor fue director del CURNE, 2008-2013 y Director de la UASD, Recinto San Francisco, 2013-2014. Actualmente es Profesor de las Escuelas de Teoría Educativa General y de Historia y Antropología.