La multitud protestaba por lo que llamaron «aterrorizar» a las comunidades inmigrantes del gobierno, entre las calles 22 y 26, en el sector de Chelsea, en el bajo Manhattan.
Las autoridades se vieron en la obligación de desviar el tránsito de cientos de vehículos que intentaban cruzar por el lugar, creando un kilométrico congestionamiento vehicular.
Los detenidos fueron acusados de conducta desordenada por sentarse en medio de la concurrida vía, algunos portando carteles que decían «Ningún ser humano es ilegal» y «Cerrar los campamentos»; asimismo, cantando «Las redadas de ICE tienen que irse».
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