La cultura del fraude, la trampa y la engañifa que practican los dominicanos en sus cotidianos haceres, esta tan generalizada que hasta se consideran como habilidades, destrezas y hasta inteligencia superior a los autores de prácticas éticamente reprochables, mientras que llaman torpes y con despectivo calificativo sexual a quienes mantenemos conductas alejadas de esas truculentas y maliciosas hábitos, mientras que nos aferramos a conductas decentes para ganar el sustento y conquistar nuestras metas.
Son más de lo que podemos imaginar los dominicanos que se hacen imprimir en imprentas títulos de Licenciados, Doctores, Master, PHD o de Postgrado, que no pudieron obtener con el rudo esfuerzo académico para conquistar un titulo y, luego dan consultas, hacen cirugías, son ministros y directores nacionales de importantes entidades públicas.
En los supermercados, colmados y expendio de yuca, se observa que a este producto lo bañan o embarran de tierra negra, para hacer creer que es yuca mocana, pero cuando la ponemos a hervir resulta que es jojota y no hay quien le peque el diente.
Los huevos de granjas los bañan en café, para ponerle el cascaron amarillo y venderlos más caros como huevos de gallinas criollas.
Quien va a vender un carro usado le manipula el millero para reducir el kilometraje y aparentar que tiene menos uso y poder venderlo más.
Los polleros les inyectan aguas a los pollos, los congelan y venden el agua como pollos congelados. El pesador manipula el peso o balanza para robarse algunas onzas. Mezclar la leche con agua, manipular la venta del gas propano, falsificar medicinas y los panaderos a soplan la harina para que el pan parezca grande, pero es hueco. Jajajajaj un país de ladrones y no se van robar las elecciones?
Los dominicanos que se le vence el pasaje para viajar a Estados Unidos buscan un certificado médico para no pagar la diferencia a la línea aérea.
Con frecuencia las elecciones de Juntas de Vecinos, Gremios de Abogados, de médicos y otros terminan a sillazos y trompadas con acusaciones de fraude.
La odiosa cultura de vender gato por liebre es tan generalizada que seria una ingenuidad pensar que en este país se pueden celebrar elecciones sin comprar votos, vender cedulas, programar algoritmos, si el sistema de votación es informático o electrónico, mientras que si es manual poner palitos (No.1) delante de 0, llenar urnas de votos la noche antes de las elecciones, robárselas o lánzalas por ríos y quebradas, prometer puentes donde no hay ríos y otras practicas deleznables que permiten decir que esta es una sociedad atrapada por la cultura del fraude.