En la mañana del 24 de abril de 1970 cayó mortalmente herido Milton Diloné en el pavimento de una calle del barrio el Capacito, en San Francisco de Macorís. Había sido alcanzado por un certero disparo que le perforo los intestinos. Los estudiantes de entonces decíamos que el disparo que cegó su vida provino de un fusil Máuser manejado por Radhamés La Bestia, criminal agente policial de la época, o por otro apodado el Vampiro.
Lo cierto es que la represiva policía política de la dictadura balaguerísta agregó a su larga cadena de victimas al más importante y carismático líder estudiantil de entonces posiblemente en toda la región norte de la República Dominicana.
Frank Honrado, Freddy Sánchez y Ernesto Polanco, los tres de la Línea Roja del Movimiento Revolucionario “14 de Junio”, asumieron la responsabilidad, bajo el fuego de balas, de levantar su cadáver y por lo menos colocarlo en la galería de una casa. Los intestinos de Milton bailaban una especie de danza macabra en las manos de Frank Honrado.
Frank Mata, jovencito simpatizante del MPD de entonces, resultó herido en la parte superior del muslo izquierdo y logró sobrevivir.
La muerte de Milton fue una seria y dolorosa perdida para el movimiento estudiantil y revolucionario de San Francisco de Macorís.
Había caído el más brillante y aguerrido dirigente estudiantil, dirigente por demás de la Línea Roja del 1J4.
Además de su condición de estudiante, Milton ejercía de noche la labor de panadero en una panadería local.
La mañana de ese 24 de abril fue un día triste para el estudiantado y el pueblo francomacorisano.
Para mi generación, que era la generación política de la pos-guerra, eso parecía el día del juicio final. Comenzamos a vivir la muerte in situ, no tan solo a conocer la muerte por lo que nos contaban los combatientes de la guerra de abril de 1965.
El intento de conmemorar el 5to aniversario de la Revolución de Abril con una manifestación relámpago termino al momento de iniciarlo de manera trágica.
A partir de entonces conoceríamos de un proceso de resistencia en que la generación de la pos-guerra seriamos el sujeto protagónico de una resistencia en que a la vez seriamos figuras centrales de los perseguidos(as), detenidos(as), torturados(as) y asesinados(as).
Milton vivirá por siempre en el corazón del pueblo francomacorisano.
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