Cuando en el siglo VI a. c., Pitágoras de Samos conforma su grupo filosófico-matemático Los Pitagóricos, tras largas discusiones matemáticas y creación de conocimientos que legarían a la humanidad, quizás, jamás pensaron que sus producciones científicas tendrían la importancia y utilidad que hoy puede darle el mundo moderno a sus postulados, axiomas y teorema.
Cuenta la historia, que Los Pitagóricos se hallaban reunidos estudiando las particularidades de figuras geométricas, y que al evaluar las características del los rectángulos, la igualdad o diferencia de sus lados y de sus ángulos, a uno de ellos se le ocurrió trazar una línea oblicua o diagonal que uniera ángulos internos, pero opuestos, dejando convertido el rectángulo en dos Triángulos Rectángulos*.
El hoy famoso Teorema de Pitágoras fue la respuesta a esa impronta científica creada por una diagonal que divide un rectángulo. Pitágoras demostró que el resultado de la medida de la diagonal sería un número que resulta de extraer la raíz cuadrada al resultado de la Adición de las longitudes, elevadas cada una al cuadrado, de los otros lados (catetos adyacente y catetos opuesto).
De los análisis y discusiones científicas de Pitágoras y sus discípulos salió el descubrimiento de un nuevo conjunto numérico, el Irracional, es decir, uno en el que sus elementos no puede expresarse como la división de dos Enteros…
En la actualidad, el uso del Teorema de Pitágoras puede ubicarse en la rama matemática conocida como Trigonometría: estudio de las relaciones producidas tras la combinación de lados y ángulos de un Triángulo Rectángulo.
Calcular la altura de un edificio, de un árbol, de una cometa o chichigua, el ancho de un río, el ángulo de elevación o depresión de una aeronave; así como su uso en la navegación aérea y marítima; hacen del Teorema de Pitágoras un conocimiento científico de alto uso y valor para el desarrollo de la humanidad.
Por igual, aplicar en la cotidianidad el Teorema del antiguo habitante de la isla de Samos, en Italia, arroja saldos positivos de comodidad y bienestar a los humanos, objetivo humanista del uso de la Ciencia.
Imagine, por ejemplo, que un día dos ciudadanos deciden ir al parque local de su ciudad, el cual tiene forma rectangular. Uno, para disfrutar del ambiente y la naturaleza y otro para ejercitarse. Ambos están en la misma esquina del parque, partiendo de sus intereses, ¿cómo podrían aprovechar ambos ciudadanos la aplicación del Teorema de Pitágoras si ambos, en su estadía en el parque, disponen trasladarse a la esquina diagonalmente opuesta?
Apoyarse en el mencionado Teorema puede resultarles muy útil a los referidos citadinos. Partiendo de la forma del parque…, conviene al ciudadano cuyo objetivo es el disfrute del mismo, caminar en forma diagonal para tener una visual equidistante del panorama ambiental. Sin embargo, para el que desea ejercitarse, es conveniente el desplazamiento horizontal, siguiendo el perímetro del parque.
Lo anterior, porque Pitágoras demostró que, cuando comparamos la longitud de cada lado de un Triángulo Rectángulo, el lado más largo es la Hipotenusa (parte diagonal). No obstante, cuando el cálculo hecho es entorno al perímetro del triangulo, la suma de dos lados (catetos), visto en forma de desplazamiento, resulta mayor que la de cualquier lado en particular. Por lo que, obviamente, conviene más tomar esta ruta a quien desee ejercitarse.
Seguir amando la Matemática y sus enseñanzas, es un imperativo para continuar disfrutando de las comodidades que ésta, a través de la Ciencia, brinda a la población. Pues ella, “reina y esclava” como es, fue creada para acomodar a los humanos y es ahí donde radica su importancia.
La invitación está abierta, a disfrutar de la Matemática, a hacer uso de sus conocimientos. Porque todos, como es el caso del Teorema de Pitágoras, tienen por objetivo hacer más halagüeña la cotidianidad.
Vale recordar que todo Cuadrado es rectángulo pero que todo rectángulo no es Cuadrado…