Querido Dios, le acusó de la muerte de Víctor Víctor por Covid-19, ¿donde entregó copia de la acusación? porque fui donde el Obispo a dejar copia de la querella, pero no estaba.
Fui donde un pastor evangélico que tiene categoría de anciano en la dirección de la Iglesia, pero estaba ocupado en su tienda de artículos de lujo para clientes ricos.
Luego fuí al parque Duarte y ví un pastor con un equipo de sonido gritando como un loco sobre la llegada del Diablo, pero por el ruido de las bocinas no me escuchaba.
Seguí buscando un hombre de fe que represente a Dios aquí en la tierra. Visité varias iglesias evangélicas y católicas y gritaba al público, quien de ustedes quiere llevar esta certificación querella a Dios, acaso no tiene dirección, porque yo si sé que él existe y no lo pongo en duda; más que el filósofo Baruch Espinosa dice que la casa de Dios está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas; ahí es donde Dios vive, ahí expresa su amor por nosotros.
Señor Dios porque me han hecho creer los buenos y los malos que la culpa es suya cuando tu eres todo amor.
Estoy consciente que usted me hizo lleno de pasiones, de limitaciones, de sentimientos, de necesidades, de incoherencia, de libre albedrío; entonces de quienes son mis pecados, tuyos o míos.
Ayer fuí a Claro y la joven que me recibió tenía los ojos verdes, más amplios que sus brazos y al mirarme sentí que me abrazaba, se me olvidó a que fuí. Solo recordaba mi edad, que estoy seguro que es algo más que el doble de la suya; lamente ser un viejo con la bendición de estar vivo y mis ojos también y las otras partes de mi cuerpo están casi muertos, solo están muy vivos los dolores de artritis, las molestias de mi próstata, la casi sordera de mi oído izquierdo, los vértigos dos días después de unos tragos de más, la pequeña molestia del hemorroide como resultado del mondongo que me comí escondido en el mercado nuevo y ahora solo sé que estoy parado frente a la joven de Claro.
Señor Dios si eres el dueño de todas las cosas, por qué no me haces joven para siempre, o rico para comprar todos los ojos verdes con el cuerpo entero y tocar con mis arrugas, con las lámparas apagadas esos ojos de la joven de Claro.
Señor Dios a quién le entregó las acusaciones de mis pecados, tú eres el único responsable de la creación de mis deseos.
Atentamente,
Manolo Bonilla