Este domingo 16 de agosto del 2020 se cumplen 157 años de la guerra de Restauración Dominicana, en la que los habitantes de San Francisco de Macorís fueron determinantes para lograr la emancipación del yugo español.
La Restauración Dominicana fue una guerra librada entre República Dominicana y España de 1863 a 1865. Esta tenía como objetivo que la República lograra su emancipación del antiguo imperio español.
República Dominicana tiene como fecha de independencia el 27 de febrero de 1844, después de 22 años de dominación haitiana, quedando bajo el gobierno de los hateros. Estos debido a su incapacidad y al enfrentamiento entre el santanismo y el baecismo condujeron al país a una gran crisis económica. Esta crisis junto con el temor a nuevos ataques de Haití llevó a Pedro Santana a realizar su más anhelado sueño, anexar la patria a una potencia extranjera el 18 de marzo del 1861 a tan solo 17 años de la Independencia Nacional.
El 2 de mayo de 1861 un grupo de dominicanos se rebelaron en contra de las autoridades españolas en el poblado de Moca tomando el cuartel militar para luego ser atrapados y fusilados la misma noche por órdenes del mandatario Pedro Santana.
Un mes y medio después de la anexión, el prócer Francisco del Rosario Sánchez penetró al país desde Haití con la finalidad de derrocar al Gobierno español, este también fue atrapado y fusilado.
Filiberto Cruz Sánchez en su libro Historia Colonial Dominicana (2016), plantea que “Tan pronto Santana anunció la rendición de la bandera dominicana, se escucharon las voces de protesta y los silbidos de las armas que desmentian al déspota. En la villa de San Francisco de Macorís un puñado de patriotas al mando de Olegario Tenares se amotinó en la plaza pública bajo las consignas de “¡Abajo España!” “¡Viva la República Dominicana!”. Para poder izar la bandera española, el oficial encargado de la plaza ordenó disparar a los enardecidos revoltoso”. Esta protesta en contra de la proclamación hecha por El General Entreguista fue un ejemplo de dignidad y lealtad a la patria por parte de los francomacorisanos.
Tras dos años del dominio español, las medidas administrativas no mejoraron la situación económica y hubo una segregación tal que los mejores puestos de trabajos públicos eran para los españoles, a esto se une el trato despectivo por parte de las autoridades españolas a los dominicanos.
La devaluación de la moneda pese a la administración española hacía más pobre al país, y se une a esto los impuestos que tenían que pagar los criollos por concepto de importación hacia la mercancía española, hecho que provocaba pérdidas monetarias para muchos comerciantes locales.
Un líder dominicano de nombre, Santiago Rodríguez, se aprovechó del descontento que reinaba en la población y planificó una conspiración que fracasó por falta de preparación dominicana.
El 16 de agosto de 1863 un nuevo grupo de líderes iniciaron una ofensiva plantando una bandera que implicaba el inicio de la guerra liberadora, lucha a la que se unieron todos los campesinos de la región.
En la provincia de Santiago se levantó tal ofensiva de donde surgió el comandante Gregorio Luperón quien reorganizó la ofensiva y brindando al pueblo dominicano las energías necesarias para continuar la lucha que venían librando.
A juicio de Juan Bosch, escritor y expresidente, fue “el acontecimiento histórico más importante de la República Dominicana” porque en el conflicto “tomó parte directa, activa y principal el propio pueblo dominicano”.
Al producirse el estallido de la guerra restauradora en el Cerro de Capotillo el 16 de agosto de 1863, quedó evidenciado el nacionalismo del pueblo de San Francisco de Macorís. Es con la proclama de la revolución del 3 de septiembre del mismo año, que se logra la rendición del general Juan E. Ariza, comandante de la fuerza de ocupación y se dispusieron a partir a la línea noroeste para apoyar a los restauradores.
Roberto Santos Hernández en su libro La Biblia y el Talmud de San Francisco: Diacronía y Sincronía de la provincia Duarte (2001) Sostiene que “para la guerra restauradora los francomacorisanos aportaron armas, soldados, alimentos, dinero, y pertrechos de guerra”. Esto fue un notable aporte de este valeroso pueblo para el restablecimiento de la nacionalidad, además de esa contribución muchos hombres de esta ciudad combatieron en contra del ejército español, entre los más destacaron tenemos a: Manuel María Castillo y Medrano, Olegario Tenares, Cayetano Germosén y Pedro Francisco Bonó, este último llegó a ser ministro del primer gobierno Restaurador.
La Batalla de Arroyo Bermejo, que fue librada el 30 de septiembre de 1863, en Monte Plata, es considerada como la primera prueba de fuego en la Guerra Restauradora.
El 15 de mayo de 1864 un nuevo gobernador de España rearmó a la agrupación española y contraatacó pero fueron detenidos por la ofensiva dominicana.
Tras intentos fallidos por parte de los españoles de recuperar el control, ya en 1865 con las tropas españolas dominando solo Santo Domingo el gobernador, José de la Gándara, solicitó a la reina española permiso para negociar la derrota, autorización que le fue concedida causando que las tropas extranjeras abandonaran el país caribeño.
Ya para el 10 de julio de 1865 las tropas dominicanas ingresaron triunfantes a la ciudad capital terminando con ello la guerra de la restauración de República Dominicana y logrando su emancipación.
Comente esta publicación