Anoche, mientras miraba la televisión, me encontré con un colega comunicador, dominicano, que produce un programa de televisión en Los Estados Unidos, el cual sale en un canal local que se ve mucho en ese país, sobre todo en New York y, aprovechando que el mismo pone su whatsapp, le dije algunas cosas sobre lo que, según mi criterio, consideré que lo que él hablaba, le hacía daño a nuestra nación.
Al igual que ese caballero, hay muchas personas que viven haciéndole daño a la imagen de la República Dominicana, algunos, posiblemente como él, sin quererlo y, otros, de manera malintencionada.
El me aclaró que le duele mucho nuestro país, me dijo que es más nacionalista que yo, que tiene muchos años viviendo fuera del terruño quisqueyano y que, según él, sus expresiones son porque le preocupa nuestra Patria.
Yo quiero aprovechar lo conversado con ese amigo para hacer algunas observaciones a mis queridos compatriotas dominicanos sobre la manera en la que debemos hablar de nuestra tierra.
Las muchas veces que he tenido la suerte de visitar otros países y me he encontrado con dominicanos residentes en los mismos o, cada vez que Dios pone en mi camino un hermano de nuestra diáspora interesado en comprar su casa o invertir en la República Dominicana y me manifiestan sus temores sobre lo que escuchan que se dice de nosotros, o las creencias que se han formado al recibir tantas mentiras y exageraciones, les aclaro como son las cosas y salgo en defensa de mi país.
El amigo arriba señalado, motivador de este artículo, desde que le reclamé tener más cuidado con lo dice en su programa de televisión sobre la República Dominicana, lo primero que me dijo fue que seguramente yo era una de esas bocinas pagadas por el PLD y de los que querían que no hubiese un cambio y, como la mayoría de los que piensan que hablando mal del país les hacen daño a los políticos de turno, comenzó a expresar todos sus sentimientos en contra de los ex-funcionarios del gobierno pasado.
Ahí es precísamente donde está el grandísimo error que cometen muchos dominicanos y dominicanas que, en el interés de denostar y agredir verbalmente a sus contrarios en la política, llevan al campo de la exageración el más mínimo problema que suceda en esta tierra del merengue, el mejor azúcar del mundo y los más hermosos paisajes tropicales.
En la República Dominicana un delincuente motorista le roba la cartera a una dama y los contrarios al Gobierno de turno, se encargan de magnificar ese evento negativo, al grado más superlativo que el verbo les permita, con el único objetivo de dañar la imagen de sus adversarios.
Lo malo de esto es, que no solo lo hablan entre sus amigos y relacionados sino que llegan a decirlo en los medios de comunicación por lo que la noticia se esparce como reguero de pólvora y explota causando grandes daños a la imagen del país.
Caramba, nadie quiere ocultar que aquí tenemos delincuentes.
No es mi interés querer tapar el sol con un dedo y decir que somos el país más seguro del mundo, pero de ahí a querer inculcar que los dominicanos no podemos caminar una cuadra sin correr el riesgo de que nos atraquen o nos maten, yo entiendo que es una gran exageración.
La delincuencia, en todo el sentido de la palabra, es un mal que afecta a la mayoría de los países del mundo. A unos más que a otros.
Hay lugares donde la inseguridad es un mal generalizado, no solo por el temor de que te vayan a atracar y a quitarte tus pertenencias, sino porque cualquiera te puede matar, simplemente por una creencia religiosa contraria a la tuya o por un acto terrorista.
Gracias a Dios, en mi amada Quisqueya, las cosas no están tan mal, aquí podemos caminar tranquilos por las calles sin correr el riesgo de que alguien nos mate por lo antes dicho.
Sí, es verdad que si nos descuidamos y estamos en el lugar equivocado, en el momento equivocado, podemos ser víctimas del delincuente que pasaba por ahí y se aprovechó de nuestro descuido. Pero yo quiero que alguien me diga, ¿en qué parte del mundo eso no sucede?.
Yo estoy 100% seguro de que ningún Presidente de los que hemos tenido en nuestra vida democrática ha querido y/o quisiera tener un país lleno de delincuentes, sean estos de mayor o de menor calaña.
Sí. Algunos de los que han pasado por las funciones del Estado se han aprovechado de las mismas y han cometido fechorías en detrimento del erario público para su beneficio personal.
Ese mal lo hemos vivido en todos los Gobiernos que hemos tenido a lo largo de nuestra historia.
Lamentablemente no todos llegan al poder con planes de servirle al país.
Yo estoy de acuerdo con que sean sometidos a la justicia todos aquellos a quienes se les pueda demostrar el enriquecimiento ilícito como resultado de su paso por una función pública.
Pero de ahí a querer hacerle daño a todo un país por tratar de denostar a los políticos de turno, es algo que no tiene perdón de Dios y que nos perjudica a todos.
La República Dominicana vale más que nuestros políticos. Cuidémosla.