La psicopatía (desde el punto de vista de la psicología) es una enfermedad o trastorno mental que en especial se caracteriza por una alteración de carácter o conducta asocial, aunque el que la padezca no comparta ninguna anormalidad intelectual. En ese sentido, se entiende que los psicópatas son personas capaces cometer actos delictivos y graves agresiones sin que muestren un sentimiento de culpa o arrepentimiento por sus actuaciones.
Un psicópata se identifica por el trastorno de personalidad caracterizado, principalmente, por un comportamiento antisocial, siendo frecuente en ellos la realización de actos donde se quebrantan las leyes con hurtos, estafas, secuestros, violaciones, mutilaciones y agresiones a multitud en contra de sus semejantes. Esta conducta antisocial sucede sin que la persona que padece esta psicopatía tenga reducida su inteligencia y, muestra una aparente insensibilidad ante el dolor que puede provocar a otros.
Charles Manson a los 17 años tenía 8 cargos judiciales, se convirtió en un experto en filosofía y muchas personas los consideraban como un genio del mal. Mason fundó un grupo llamado “La familia”, en esa sociedad; era considerado por sus miembros como un Dios. Se conoce que junto a sus seguidores ideó un plan para adueñarse de los Estados Unidos. En su casa se atrevió a apuñalar a cuatro personas y conservó su sangre. Tiempo más tarde, su agrupación fue la responsable de asesinar a miles de personas con la intención de que pareciera una guerra racista. En la actualidad este hombre cuenta con miles y miles de seguidores, lo que obviamente denota la crisis de valores que enfrenta el mundo moderno.
En nuestro país, a diario vemos en las noticias titulares que indudablemente, revelan actos de psicopatía, por ejemplo, años atrás a todos nos conmovió el caso titulado “El Chamán”, puesto que una persona en su sano juicio jamás realizaría semejante abominación. De igual, forma la muerte de Emily Peguero, aunque, no se le haya diagnosticado al asesino una psicopatía, la tortura a la que fue sometida la víctima, la insensibilidad o frivolidad de Marlon Martínez, nos lleva a pesar de que él padece alguna. Pero esto no termina aquí, la desaparición de Liz María con sólo nueve años y experimentar tan cruel abuso y posterior muerte a manos de un degenerado que como un lobo cazador a diario observaba los pasos de su pequeña víctima.
La psicopatía no tiene una edad predeterminada para reflejarse en el individuo, tampoco es exclusiva de un género, lo que nos lleva a estar alerta a las señales conductuales que manifiestan las personas que están en nuestro entorno. Cada vez son más los hechos noticiosos que describen perfiles de psicópatas y que aumentan la desconfianza en los demás, debido a este tipo de sucesos, el ser humano cada vez es menos crédulo en su semejante.
Finalmente, se debería investigar más sobre estos casos de conducta antisocial, porque muchas personas ignoran el gran peligro que supone una mente sin límites de maldad. Estas personas se muestran normales, pero su psicopatía puede afectar a mucha gente con un simple plan o una pequeña idea que, puede surgir con premeditación o de forma espontánea, por tal razón, hoy día ser observadores y perspicaz puede librarnos de algunas tragedias.