Hoy en día todo es considerado arte, pero los expertos en la materia no consideran que todo sea arte, porque carece de técnicas que le doten de valor artístico.
El artista plasma en sus obras las experiencias y las emociones que son adquiridas de un contexto social determinado. En ellas, deja en libertad sus vivencias, deseos, gustos, anhelos, desamores, pasiones, pulsiones.
El arte por su contenido es estético. Es capaz de producir una sensación sublime y activar los cinco sentidos para quien contempla y disfruta de la obra.
Si el arte es meramente estético, cabe la pregunta: ¿Qué es lo bello?
El filósofo italiano Umberto Eco, lo define como “todo aquello que calificamos como gracioso, bonito, sublime, maravilloso, lo que nos gusta, lo bueno, lo que queremos poseer, aquello que estimula el deseo, la realización a una acción virtuosa, los actos heroicos, el altruismo, una acción de caridad… todo aquello que nos hace feliz”.
Sí todo es arte, ¿dónde queda la moral?
La moral siempre irá predeterminada por un conjunto de normas, reglas, leyes y deberes, que el individuo adopta voluntariamente como una forma de vida, apegadas a las buenas costumbres en la sociedad que le toca vivir, logrando así un orden y la armonía en la convivencia con sus demás habitantes.
El arte sigue siendo un tema de debate, si está o no está estrechamente vinculado con lo moral. No cabe duda que siempre conservará sus lazos con
tema social, político, psicológico, religioso y económico de cada cultura.
Una sociedad que abraza una nueva forma de “valores”, arrastrándola hacia una abismo para su deshumanización. Y donde no dan tregua a su reflexión, ya que son validados como buenos y sanos en las sociedades.
En la película de Paolo Sorrentino, La Grande Bellezza; se puede visualizar, como en sociedades conservadoras el arte ha perdido la correspondencia que lo caracterizaba en la producción artística; y como los valores pierden su protagonismo con las buenas costumbres.
Lo que ayer fue censurado y rechazado en sociedades conservadoras, para el individuo moderno los nuevos «valores» es bueno, aceptado e incorporado libremente en su vida. Escobar Valenzuela lo describe como “ingrediente indispensable para alcanzar la verdadera felicidad».
Es tiempo de que todos los actores que conforman la sociedad: los padres, los profesores, los medios de comunicación, el estado, el sistema, los artistas, reflexionemos y asumamos la responsabilidad para salvaguardar y proteger a las generaciones futuras, los niños y los adolescentes.
Y que todas esas influencias negativas que traen las nuevas tendencias artísticas que solo fomentan las malas costumbres (sexo, drogas, prostitución, ultraje a la niñez…) se hagan eco los medios de comunicación y redes sociales para que pongan freno, porque de nosotros depende el futuro de la niñez.
El arte continuará produciendo una metamorfosis que lo irá adecuando a los nuevos tiempos, formas y expresiones artísticas, todo un reto que representará vivir en estos tiempos y donde los valores no serán excluyentes ante esos cambios que conlleva la globalización.
La suerte es que contamos con leyes que ponen límites a nuestra imaginación!